15 de abril, 2023. Vengo
en el coche. No sé por qué puñetas el teléfono nuevo, cuando le parece, de vez
en cuando, se corta y me deja en medio de la conversación con dos palmos de
narices y mi interlocutor tirado por esos mundos por donde uno no sabe quién se
las anda.
A lo que iba. Suena el
teléfono. Es Marilina. Está en Encinasola. Está en casa de mis amigos Reme y
Fermín. Se ha ido a vivir los días grandes de la Virgen de Flores. O sea, se ha
ido a degustar todo lo bueno que se escapa de aquella bendita tierra en estas
fechas.
Hace unos días que no la veo.
Bueno, realmente, me parece que la vi en Semana Santa. Siempre que me
encuentro, entre la gracia que Dios le ha dado y el afecto que me demuestra el
tiempo se me pasa en un verbo.
Marilina, es de esas personas
que se equivocó de profesión. Marilina lleva tanto arte dentro que cuando se
pone detrás de un objetivo capta la esencia que llevan las cosas por dentro y a
eso se le puede llamar sencillamente, arte.
A veces pienso que podría haber
sido la directora de fotografía de películas como el Doctor Zhivago y entonces,
los campos nevados de la Estepa rusa, además de ser las llanuras de Calatañazor
habrían sido ese lugar donde Zhivago ya sabía que sin Lara él no era nada…
Si Marilina hubiese sido la
directora de fotografía en Marcelino, Pan y Vino. ‘Manuel’ que ya era muy
humano habría sido uno de los nuestros y al igual que se bajada de la cruz las
noches frías de la Alberca, se habría subido con Marcelino al palo de la cucaña
para ver la algarabía que habían originado los dos.
Marilina es la piel del diablo
con un alma de ángel. Un día hablaba con un amigo y le decía que he tenido
mucha suerte en mi vida. Sin hacer nada, Dios ha puesto en mi camio al Maestro
Alcántara, a Barbeito, a Salvador que me llevó de la mano por la antropología
social, a Lorenzo que me descubrió a Hemingway, a William Saroyan, a Tagore…
Ahora cuando escribo estas
líneas digo también que, a Marilina: gracia, agudeza, finura, encanto,
sabiduría de quien conoce a los cojos tendidos y que me llama por teléfono para
decirme que se ha ido a ver a la Virgen de Flores, a Encinasola y el puñetero
teléfono va y se corta.
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