11 de abril 2023. Alguien
dijo que España es el país que mejor entierra a sus muertos. Puede que sea así.
Lo de los cainitas – esos son mala yerba – y ni eso saben hacer bien. Es problema de
ellos. España, una parte grande de España, llora la muerte de Fernando Sánchez
Dragó. Se podía estar de acuerdo o no compartir sus cosas. Da igual. Era un
hombre libre. No dejaba a nadie indiferente.
¿Te acuerdas, hermano? Era una
mañana soleada de septiembre. Veníamos de La Rioja y pasado Yanguas y antes de
Villar del Río – para quien no lo sepa, el Cidacos – nos desviamos hacia San
Pedro Manrique. En el cuadro del coche se encendió el asterisco de hielo.
Marcaba -2º O sea, frío. Íbamos al encuentro de las raíces, hacia las Tierras
Altas, en busca de Gallinero de Soria y Almarza desde donde había venido un
antepasado mío…
Te propuse desviarnos hacia
Castilfrío de la Sierra. Pasamos por Estepa de San Juan... Los pueblos estaban
desiertos. No había ni ovejas pastando en los ya agostados pastos del verano. Junto
al dintel de su casa, en cerámica, un mensaje desangelado como el lugar: “Visita
no anunciada, visita no deseada”. A veces no hacen falta los comentarios.
De Fernando hoy ha hablado
mucha gente. Me gustaría saber cuántos de verdad han leído algo suyo o lo han
seguido en los programas culturales. Poca gente sabía más de libros que él… En
fin.
Las cosas no vienen solas. A
media mañana me llega la noticia que se me ha muerto mi amigo Mateo. Mateo
regentó durante muchos años el bar “Alora”. Una y dos y tres y muchas
mañanas me sirvió el primer café y me contó cosas o me dio noticias
que entonces yo necesitaba para la página diaria del periódico.
Mateo – a quien yo tuve en la
escuela – era un hombre serio. No sé si sabía sonreír. Enjuto de carnes y muy
clarividente en sus ideas. Un hombre de línea recta al que la vida le dio palos
gordos. Mucha gente no lo sabía (tampoco hacía falta). Su bar era el más limpio
del pueblo, después del que tuvo Sebastián ‘Jazmines’. Orgulloso del
trabajo profesional de su ‘Mateo’. Me daba cuenta de sus avances profesionales
y de su Francisco. “ya sabes, mi chico es como es”.
Dos muertes. Dos personas a las
que uno va a llevar en el recuerdo y una obviedad: los tiros cada vez están más
cerca de los pies.
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