lunes, 24 de abril de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Sensatez obliga

 



24 de abril, lunes. Desde hace unos días que no hablamos de Ana Obregón y su niña ni del dichoso programita de menoscabo al Rocío… No, no. Como ven ni los menciono. Es lo que buscaban que se hablase de ello, además, de ofender. En la Grecia de Pericles donde nació la Democracia, cuando alguien metía la pata (ya se sabe quienes son los que tienen patas) se les condenaba al ostracismo… O sea, no existían…

Generalizar no tiene sentido. Es, además de injusto, imposible de sostener. Ni todos buenos, ni todos malos, ni todos feos ni todos guapos, ni todos listos ni todos tontos. Naturalmente a veces, aparecen pinceladas. (Un amigo mío, cuando quería señalar en corto y por derecho decía: “le dan punzadas de poca vergüenza”). Pues eso.

Le cuento una experiencia que puede venir a pelo. Desde joven, saben,  soy aficionados a las rosas. Antes de irme a la mili al CIR 14 en Baleares ya compraba rosales a la firma Pere Dot, Horticultura Dot (hoy en proceso de cierre por jubilación), ahora en la Palma de Cervelló, Barcelona, antes en otra ubicación. Si tienen tiempo o interés escudriñen en la trayectoria de esta familia de rosalistas desde el primer cuarto del siglo XX. Verán que sorpresa…

A lo que iba. Cuando me jubilé, por viejo, empecé a dedicarle más tiempo a esa afición. Después de muchos zarzaleos largos de explicar y no necesarios por San Feliu de Llobregat, logro contactar con ellos.

Era noviembre. Atardece pronto, casi entre dos luces, al otro lado del teléfono me atiende el Sr. Pere Dot a quien no había visto nunca. Le cuento la historia – que es más larga, obviamente, que lo que permiten estas líneas – y el deseo de volver a recibir ejemplares de rosales producidos por ellos.

-         ¿Le envío mañana, la relación del pedido?, pregunto.

-         No hace falta si quiere dígamela por teléfono ahora y tomo nota.

Le especifico los ejemplares y variedades y para concluir le agrego:  póngame, diez a su elección, y me dice el número de cuenta para girarle el importe.

-         Por el importe, no se preocupe, “usted que es de la vieja guardia”, en la caja llevará la factura y nos hace la transferencia cuando le venga bien…

El comportamiento del señor  no tiene nada en común con los de la referencia del inicio del artículo salvo aquello de generalizar que “son catalanes”. ¿Verdad que no es malo que se imponga algo de sensatez”

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