miércoles, 30 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Álora, pueblo de luz
Imprenta Castillo me comunica: Hoy, 30 de noviembre de 2022,
festividad de San Andrés, ha entrado a máquinas
el último pliego de “Álora, pueblo de luz”. Y me envían este cartel…
Y yo les agrego: No dijo nada. Entornó los ojos y pensó en
la luna perdida por detrás de los cerros, y en el castillo como un ascua de luz
que alimentaba sueños, y sintió en su cara la caricia de la brisa fresca de la
madrugada. Álora, conocerla para amarla. (Pag. 191)
martes, 29 de noviembre de 2022
lunes, 28 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pellizcos.
28 de noviembre,
lunes. He ido de compras a una gran superficie. Unas mujeres
voluntarias, con un peto para identificarse invitaban a colaborar para hacer un
reparto de alimentos a los que lo necesitan en estas fechas venideras. Sentí
reconcomia interior. No tendría nadie que disfrazarse para darnos un aldabonazo
en la conciencia. Los escaparates de las tiendas de Málaga eran derroche… La
antítesis está en la gente que acampa bajo el puente de Tetuán, en el
Guadalmedina…
La
búsqueda para llenar el vacío conduce por caminos que se enredan en un laberinto
al que no siempre se encuentra salida. He subido hasta Flores. La tarde se
alargaba con rayos de sol que doraban las cumbres lejanas de las sierras de El
Valle y El Torcal. Por abajo, entre las huertas y el río, empezaban a
expandirse las sombras. Los entornos del convento esperan la noche con sosiego
y calma. Uno, en horas inciertas, se debate entre la zozobra y la melancolía.
En los
momentos bajos me refugio en los amigos y en los libros. Leo y releo y por unos
momentos la mente navega por un mar de letras que alguien, ajeno en su día,
escribió sin saber cuánto bálsamo llevaba en su oleaje. Otras veces me pierdo
un rato en ese lugar donde se puede hablar en silencio. Ustedes me entienden.
He
optado por apartarme de los telediarios. Estoy ahíto de la información
interesada, sesgada y carente de objetividad. Se empeñan en hacer que traguemos
ruedas de molino como si fuesen golosinas de esas que endulzan el rato a la
chiquillería. Es increíble la capacidad
de hipocresía que se alberga en alguna gente. Tampoco, a estas alturas, tendría
que extrañarme. Hace muchos años que un rey francés dijo aquello de “París bien
vale una misa…”
Ahora,
cuando las noticias de la guerra cada día tienen dificultad para superar el
horror del día anterior me asombro cómo los periódicos en su noticia estelar
realzan la inauguración de los alumbrados navideños en muchas ciudades. A lo mejor es una manera de huir. No había
caído en esa posibilidad. O sea, nos autoengañamos. Hay quien no tiene qué
comer y quien tirita de frío porque un canalla lo ha decidido. ¿Tenemos la
solución? Entonces, ¿por qué puñetas no lo arreglan? Ah, sigo pensando en los
que esta noche pasaran frío bajo el puente de Tetuán…
domingo, 27 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Con su blanca palidez
27 de noviembre, domingo. La
Rosaleda, - ¡qué alfombra verde, el césped! - era un hervidero. (A pesar de que
todos los verbos acabados en ‘bir’, se escriben con ‘b’ excepto, hervir, servir
y vivir, siempre lo pienso). Hay cosas que uno, por no se sabe qué extraña
razón, siempre las piensa dos veces. Esta, una.
A lo que me trae. Fui al futbol
solo. He ido muchas veces solo, me he sentido a allí dentro solo y me he vuelto
solo. El fútbol hace tiempo que me aburre y voy por inercia, por arte de
birlibirloque, por algo que algún día cortaré. No importa ni el cuando ni el
cómo. Da igual.
Lo importante era – eso decían
los que escriben en los periódicos de ese tema – ganar. Y se ganó. No les
martirizo contándoles lo que allí paso. En un momento, veo por cielo azul y
limpio, demasiado azul y sin una puñetera nube que se equivoque y suelte un
rocío de agua, una bandada de gaviotas que aprovechan las brisas para irse
hasta el interior a buscar comida.
Al salir del estadio noté que
la ciudad estaba tomada por otra gente que no éramos los futboleros. Eran ríos humanos
diferentes a los de otras tardes y que por momentos compartíamos la calle.
Ellos iban al centro. Se inauguraba el alumbrando de Navidad; yo, a mi casa.
Por un momento, por la Avenida de Fátima, por el Pasillo de Natera, por el
Puente de Aurora, coincidíamos. Luego, ellos tomaban una dirección; yo, por
Mármoles y Armengual de Mota, otra. La vida es así, caminos coincidentes o
divergentes. Cosas que pasan.
En la radio del coche escucho
una canción bellísima. Banda de Rock Procol Harum. Año 1967. La tradujeron algo
así como “Con su blanca palidez”. No sé inglés. He buscado la traducción. Me
quedo con una estrofa: “Caminos en el cielo, misterios en el mar / y las
sombras del desvelo que me vienen a asediar. / Cipreses que se mecen con el
viento nocturnal…”
Entonces acababa de cumplir
veinte años. Se ha apocado el brillo de las estrellas de juventud que iluminaban
tantas cosas. Me vuelve a los oídos la melodía (a Phil Trim me lo presentó mi
amiga Úrsula Heinemann) de los Pop Tops: “entre mis sueños te veo, a mi lado,
otra vez, y tu rostro tan sereno con su blanca palidez”.
sábado, 26 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. España desconocida: Por los Cerros de... Baeza
Diego Lozano, "Maestro Sifón". (Baeza) .Tallando su obra en la piedra
26 de noviembre, sábado. Hileras
de olivos plantados en perfecto alineamiento peinan lomas y cerros que alternan
con campiñas de barbecho. En lontananza los pueblos se muestra blancos,
salpicando colinas onduladas que, a veces, son pardas, a veces rojizas mientras
la carretera reverbera bajo el sol.
Desde la lejanía Baeza aparece
recostada: caserío blanco de tejados pardos bajo un cielo azul. Se recortan en
el horizonte algunas torres renacentistas que le dan nota de un pasado
esplendoroso.
Las plazas son amplias. No
tiene agua la fuente del Populo. Baeza parece escapada de la mano de Vandelvira
y viviendo de un recuerdo que llenó un pasado lleno de esplendor e historia.
Baeza atesora mucho arte y la esencia acumulada a través de los siglos.
Sus calles rezuman
Renacimiento: palacios e iglesias, monumentos civiles, casonas con dinteles de
piedra y fachadas blasonadas; forjas y retablos; universidad y colegios;
seminarios y catedral donde san Cristobalón quiso espantar la lechuza que bebía
en el velón de aceite de Santa María.
Por cierto, la lechuza que don
Antonio Machado - que mal lo trataron
algunos que se decían compañeros e incluso le pusieron un mote – vio volar
sobre el olivar ¿hacia dónd volaría? ¿Hacia Peal de Becerro en una encrucijada
de caminos? ¿Hacia Hornos de Peal, de chimeneas humeantes, que haciendo gala de
su nombre y según hacia donde sople el viento entelaraña el cielo? ¿O simple y
llanamente volaría sobre los olivos, perfectamente alineados, copudos y grises,
por los Cerros de Baeza…?
En la plaza de la Catedral,
abajo, frente a la fachada principal ya no está Diego Lozano, ‘el maestro
‘Sifón’ un artista en la talla de la piedra, un maestro de la miniatura que de manera
autodidacta comenzó a labrar en piedra blanca los monumentos más
representativos de Baeza e hizo réplicas de otros de los lugares más distantes…
San Juan de Ávila fue el primer
Rector de su desaparecida Universidad y en el convento Carmelita de Baeza donde
fue prior San Juan de la Cruz escribió: “Gocémos Amado / y vámonos a ver en tu
hermosura / al monte o al collado / do mana el agua pura:/ entremos más adentro
en la espesura”.
La última vez que estuve me
subí en un artilugio a modo de tren articulado con neumáticos y recorrí la
ciudad desde un balconcillo abierto. No la anduve, como otras veces, a música
de talón, y es que lo años… Pues eso, ¡ya se sabe…!
viernes, 25 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada
Permitidme que la rosa de hoy se la dediquemos a todas las mujeres que, contra su voluntad, ya no están con nosotros.
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La capilla de la calle Agua
25 de noviembre, viernes. “La Virgen
de Gracia, dijo, el maestro Alcántara, era mi vecina de enfrente cuando yo era
niño”. La Virgen de Gracia recibe veneración y culto en una de las pocas
capillas callejeras de Málaga. La Virgen de Gracia se posesiona, en un tropo neogótico de Málaga con Jesús del
Rescate, - “El Rescate” - en las tardes noches del Martes Santo
malagueño.
La calle del Agua es una calle
sin salida. Debe su nombre a unos pozos que existieron en la antigüedad para
abastecimiento de la población. En su suelo se asentaron dos mezquitas
almohades y un cementerio nazarí…
La capilla de la calle Agua es
pequeña. Hace esquina con la calle de la Victoria por donde corrió la cañada
del Monte Calvario que sembró de humedad las iglesias de Santiago y de los
Mártires. Por la calle Agua se subía a Gibralfaro. Las circunstancias quisieron
que se cegase la subida al monte.
La capilla ha sufrido los
avatares de los tiempos. ¡Hasta hubo un concejal que determinó derruirla a
comienzos del XX! Por una vez, en Málaga, un político no se salió con la suya.
El propio ayuntamiento, ante el estado ruinoso, decidió recuperarla. Hoy es un
bien de Interés Cultural.
La calle de la Victoria, es una
de las calles antiguas y con solera. Su nombre lo debe al repartimiento a
comienzos del siglo XVI, fue eje entre el santuario y el centro, un punto
neurálgico y de gran vida cuando era la salida – o entrada necesaria – desde
los Montes por la Cuesta de la Reina. Tres plazas, la Merced, la del Jardín de
los Monos y la propia de la Victoria junto al Santuario, eran tres hitos
importantes en la arteria.
Las tres plazas de la calle de
Victoria tenían personalidad, sello propio. La Merced recibía el nombre del
convento mercedario, incendiado y luego, años después, derruido y su solar
permutado. El Jardín de los Monos, frente al Hospital de San Lázaro (hoy
parroquia) recibía el nombre por el jaulón en que se exhibían unos simios. La
de la Victoria, también conocida como la plaza del Santuario ha sido
reestructurada en varias ocasiones. El resultado nunca ha sido de total
satisfacción de la ciudadanía con críticas. Si se sube por la calle de la
Victoria, a la derecha, casi en la mediación la capilla de la Virgen de Gracia…
jueves, 24 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Oración para una noche de otoño
24 de noviembre, jueves. Señor,
esta noche de otoño sopla con fuerza el viento. Me he salido a dar un paseo por
el camino. Necesitaba algo de aire fresco, de respirar profundamente, de sentir
que la naturaleza está ahí, a la puerta de la casa.
Sobre El Torcal había algunas
nubes deshilachadas. La noche estaba oscura, pero en la lejanía se las veía
como quien se anda por lo suyo, por un terreno conocido, por una vereda
trillada. Por cierto, los granados del borde del camino hace unos días que
sueltan las hojas, poco a poco, sin prisa. Las dejan caer con mimo, con cariño,
con ternura. En el cielo titilaban las estrellas.
Casi en el horizonte, desde las
cotas más altas, por las laderas, las luces de las casas del campo eran puntos
de vida perdidos en la oscuridad y señeros de la presencia de otros hombres que
ahora, también estarían aguardando la llegada de las horas del descanso.
El cielo estaba limpio. Tú,
Señor, dispusiste que cuando sople viento del norte, se despeje de nubes. En
las alturas de la atmósfera, muy altas, muy altas, se habían formado nubes
lenticulares. Sí, esas nubes que parecen trozos de gasa sucia que a alguien se
le olvidó recoger… Dicen los hombres que estudian los fenómenos del tiempo que
ahí, en esas zonas, las temperaturas son frías, muy frías… Como el alma de
algunos hombres que mandan y que originan guerras y dolor y…
En la lejanía ladraban los
perros. Entre ellos se hablan y se cuentan sus cosas. Me dice un vecino que por
la madrugada bajan los jabalíes desde la sierra y buscan comida en las orillas
del río. El campo - y toda la sierra – está seco. No ha nacido la otoñada y no
hay yerba nueva que les sirva de alimento. Si te parece bien, cualquier día
podrías echar un chorreo de agua, pero dulcemente, como cuando Barbeito dice
que Tú, Señor, tocas el arpa y, entonces… ¡Ay, Señor! Mucha gente se va a
sentir feliz. Sabes de sobra que necesitamos el agua.
Ya ves, como soy un tipo raro,
esta noche de otoño que el viento sopla fuerte y brama en la cañada cuando
tropieza con sus costeras y ulula en el humero y en las esquinas del tejado, se
me ha ocurrido rezarte de esta manera…
miércoles, 23 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Órgiva ¿capital de la Alpujarra?
Órgiva (Granada)
23 de noviembre, miércoles. Deja Lanjarón y salva el Guadalfeo. Baja hasta Vélez de Benaudalla. Si quieres, detente delante de su iglesia, del XVI. Probablemente estará cerrada. Continúa viaje hacia Órgiva. Yo he visto escrito el topónimo de varias maneras. Así que tú entiéndelo y tómalo como quieras .
Antes
de cruzar el puente y después de pasar bajo el túnel, desde la otra orilla del
río, verás cómo se asienta el pueblo en la ladera entre árboles frondosos.
Arañan el cielo las torres gemelas de la iglesia. Sólo una araucaria, propia de
otras tierras, porfía con ellas. Es un afán de alcanzar antes el azul limpio y
etéreo.
Para tu saber te digo que leí, en el Apócrifo de la Alpujarra Alta, de Izquierdo que ‘Órgiva’ es la puerta principal del país, después de traspasado el zaguán de Lanjarón pues en Órjiva basta alzar la frente para recoger el maná fabuloso del territorio más extraño y más poderoso de España”.
Fue más duro el jesuita Ferrer: ‘pero también – escribió - ha sido y es una zona que, con su hermosura para el que va de paso, está hecha de tierras penosas e ingratas para el que las tiene que vivir’.
Al igual tienes la sensación – yo la tuve - de estar en una de las capitales de la Alpujarra - piensa que Ugijar, en el otro extremo y Cadiar, en el centro también tienen alguna opción - y puede que veas asentarse, con el paso del tiempo, razones históricas, geográficas y humanas que, a veces, se siente flotar en el aire de algunos pueblos, y en estos pugnan por sobresalir.
Aquí se combinaron la demarcación histórica de la taha, la presencia cristiana durante el reinado de los Austria y el asentamiento posterior, una vez borrada, por la fuerza de la guerra, la rebelión de los moriscos.
Compiten historiadores en darle antigüedad. La remontan a la colonización griega, la ‘Exoche’ mencionada por Ptolomeo; visigoda, para Simonet y al-Jatib o castillo fortaleza, Hins Orgiva de la Cora de Elvira para Edrisi. Los nazaritas le aportaron esplendor, cambiaron su nombre y la llamaron Albasatch (llano) de Orgiva.
Los
Reyes Católicos la dieron (¿) por poco tiempo a Boabdil; después, al Gran
Capitán para “premiar sus servicios”, y luego pasó - como si las ciudades que
las hacen sus gentes pudieran pasar - a distintas manos de la nobleza.
martes, 22 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Prado
Museo del Prado. Madrid
22 de noviembre, martes. El
Museo del Prado está en Madrid en el paseo del mismo nombre. Con el Thyssen y
el Reina Sofia forman el mejor triángulo de arte de España y uno de los más importantes
del mundo.
Dice el periódico que acaba de
cumplir doscientos tres años de existencia. En lo que va de 2022 han pasado por
sus salas más de dos millones de personas para visitar sus cuadros, o sea, la
belleza más sublime que puede ofrecer – también hay otras manifestaciones de
arte – el Museo.
El Museo nació con otro fin
diferente al de ser una pinacoteca. El conde de Floridablanca tuvo la idea de
hacer el Real Gabinete de Historia Natural que con el cercano Jardín Botánico
era un impulso a una serie de instituciones científicas, muy propias de la
Ilustración. Al mismo tiempo se rehabilitaba el paseo y se le daba otro sentido
dentro del urbanismo ‘modernizado’ de aquel tiempo en Madrid.
Carlos III se lo encargó a su
arquitecto favorito: Juan de Villanueva. Pasaron tiempo malos y otros peores.
La Guerra de la Independencia supuso un enorme parón. Se utilizó como cuartel de
caballería y las planchas de plomos de sus tejados se fundieron para hacer
balas… Llegó la ruina.
En tiempos de Fernando VII
(hijo de Carlos IV y nieto de Carlos III ¿se acuerdan del dicho de “las cosas
de palacio van despacio?9, pues eso, se reanudan las obras. Es su segunda
esposa, la reina Isabel de Braganza – sobrina del rey que murió de una cesárea
porque los médicos la creyeron muerta al estar inconsciente cuando tenía
veintiún años – quien impulsa las obras. Muerto Villanueva, le sustituye su
discípulo Antonio López. El rey aporta – dicen los papeles - fondos “de su
bolsa personal” o “bolsillo secreto”. El Museo se inauguró un año después de
fallecer la reina Isabel. No pudo gozar
de su inauguración de la obra que todos la reconocen como algo muy personal de
ella.
Tengo una duda. Los españoles
somos un tanto crueles con nosotros mismos y con todo lo nuestro. ¿Cómo hemos
permitido que esté aún en pie El Prado? Somos adalides en la autodestrucción y,
si, además, es obra de otro o de otras generaciones, entonces ni se discute:
lata de gasolina con generosidad y “leña al mono hasta que rompa la cadena”-
lunes, 21 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Dios bendiga...
21 de noviembre, lunes. Hace
unos años me las andaba husmeando por una de esas tiendas que venden ‘recuerdos’.
Cuando llegaron los tiempos de expansión del turismo las llamaban ‘tiendas de sourvenirs’.
Venden objetos para regalarlos a los amigos cuando uno vuelve de un viaje, a un
familiar cercano o para uno mismo.
Están atiborradas. Llenan los
estantes o mesas que llenan el espacio. Aprovechan cualquier lugar para que el
posible comprador tropiece con ellos. En la mayoría ofrecen tal cantidad de
objetos que la atención se dispara y no siempre se acierta a comprar lo que
realmente puede suponer una ilusión para la persona en la que se piensa o,
incluso, para uno mismo.
Cuando uno regresa de un
deambular por otros lugares suele traer objetos, cosas que ocupan sitio en la
maleta y cuando ya no caben, entonces, se recurre a las bolsas que nos dejan
sin manos. La mayoría, cuando pasa el tiempo uno se pregunta para qué las
compró.
Un día te encuentras con la
reproducción de un hórreo hecho en no sé qué extraño material, con un jarrón de
vidrio soplado de Gordiola de Mallorca, con algo de Murano, con un gallo de
cerámica de un lugar perdido de Portugal, - por cierto, me lo pregunto muchas
veces, “Ay, Portugal ¿por qué te quiero tanto”? – con una litografía de
Montmarte o con un libro comprado en un
puesto callejero en un puente del Sena o en una librería de viejo que recoge
los restos de los despojos de casas grandes…
Ahora, que he pasado ya el
Ecuador, necesito soltar lastre. Veo que hay cantidad de cosas innecesarias, (me
hurtaron mi tiempo y mi dinero), puestas en la vida de los demás, en la mía
propia o en alguna parte perdida de una cámara trastera de mi casa con telarañas
y a donde no entran ni los gatos.
A lo que iba. Comencé este
artículo – pero no lo dije – que, curioseando por una tienda, me encontré con
una cerámica. Sobre fondo blanco, con letra azul y con adornos (otros tenían unas horteradas
horribles) alguien había grabado: “Dios bendiga a la persona que no me haga
perder el tiempo”. Me he arrepentido de no haberlo comprado (tampoco lo quería
para nada). No lo he olvidado. Hoy, ojalá sea merecedor de que ustedes le hayan
pedido a Dios ese deseo….
domingo, 20 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La casa de mis amigos
Casa de La Toscana (Italia)
20 de noviembre, domingo. Hace
unos días me invitaron a comer en su casa. Mis amigos viven en un lugar
privilegiado. Tienen una casa preciosa recostada en la ladera, entre la cumbre
y el río que hace meandros, entre una vegetación de ribera, en la vega. Mis
amigos han habilitado una casa antigua. La han reformado con un gusto exquisito.
Los detalles ponen las pinceladas oportunas. Cada cosa tiene su sitio. Han
sacado todo el partido posible a los lugares más pintorescos, a los rincones
con encanto, a los espacios únicos.
La casa de mis amigos está bajo
un cielo espléndido. Fue lo primero que admiré cuando llegué y traspasé la
cancela de forja. La casa de mis amigos – ustedes me dirán que todas las casas
tienen un cielo – tiene un cielo diferente. Diáfano, abierto al horizonte, a
los espacios libres por donde transitan las nubes, los pájaros y el viento. En
la lejanía, las montañas recortadas en el horizonte ponen ese punto tan
especial y al que nosotros lo llamamos paisaje.
Mis amigos tienen la suerte de
vivir en un museo hecho por hechos. Impera el buen gusto. Allí no sobra ni
falta nada. Manda el arte en todas sus manifestaciones: pintura, escultura,
cerámica, forja, objetos que en algún otro lugar uno se preguntaría que para
qué… pues allí, en su casa, no; allí ocupan el poyete del porche, el testero
adecuado, el arriate oportuno.
Desconozco si ellos son
conocedores de todo lo atesorado entre las paredes blancas y bajo el tejado
pardo de teja moruna de su casa. El mobiliario conserva el sabor de lo antiguo
restaurado, bellísimo. Lo han dotado, además, con el sello propio de quien sabe
qué quiere y por qué lo quiere.
Mis amigos tienen una librería
excepcional. Miles de libros. Ediciones esmeradas, libros antiguos… Probablemente
– es más estoy seguro – desconocen el número de volúmenes que se cobijan en los
anaqueles de sus paredes. La biblioteca principal – otras habitaciones también
llenan sus testeros con libros – tiene unos amplios ventanales. Entra la luz.
Uno solo tiene que alcanzar la obra y entregarse a la lectura o a admirar el
paisaje abierto al otro lado de los cristales.
A veces el azar proporciona
sorpresas. Un día cualquiera, inesperado, en un lugar diferente… Es el momento
de recargar las pilas, de sentirse agradecido a la hospitalidad y a la vida que
lo llevó allí para admirar tanta belleza.
sábado, 19 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. España desconocida. Las riberas del Sil
19 de noviembre, sábado. En
Ponferrada subieron al tren un vendedor que pregonaba mantecadas de Astorga y
un mendigo que parecía escapado de una obra de Valle-Inclán. El mendigo recitó
una letanía larga e ininteligible y después pasó la mano ante las miradas
indiferentes y distantes de los viajeros. Fuera, al otro lado de la ventanilla,
montañas grises de carbón formaban pirámides con la escoria. Los ríos tiñen de
color oscuro sus aguas.
Avanza el tren entre una
garganta y el Sil que se vez en cuando se retrae en presas de hormigón y ofrece
una imagen de lago sucio y tranquilo. El cielo entoldado da una imagen de día
triste y apocado. El cielo está plomizo y compactado. Es un cielo uniforme sin
aristas de nubes que se columbran.
Entre bruscas que dejan gotas
de agua en los cristales de la ventanilla, por un momento apareció el sol y dejó
que se vean aldeas de piedra recostadas en la ladera, cercanas a la vía o junto
al río. En las estaciones suben y bajan hombres recios que llevan niños de la
mano. Y mujeres con cestos en el brazo.
Las mujeres visten de negro, como de un luto perpetuo y llevan el cesto
viandas para los niños: pan oscuro de centeno, un trozo de lacón, chorizo,
tortilla y empanada troceada.
Junto a la ventanilla, una
adolescente con uniforme de colegiala, que estudia en León y se llama Rousa, ha
contado al viajero, hasta la Rúa-Petín – donde vive y a donde regresa de
vacaciones – las asignaturas que le gusta y las cosas de su colegio.
Por la sierra del Caurel ya ha
anochecido. En la lejanía las sombras se proyectan o se alargan como fantasmas
esperpénticos o como fantasías creadas que se ven alejarse desde el tren. Al
llegar a Monforte de Lemos es noche cerrada y llueve copiosamente. Llueve con
esa poesía que solo aprecian los que habitualmente residen fuera y no soportan
las durezas del clima propio. Llueve con ese encanto del que aprecia caer las
gotas, unas tras otras, detrás de la cristalera de la estación que está, a
estas horas de la noche casi vacía.
En San Pedro donde vuelven a
encontrarse tren y río, antes que el Sil una sus aguas al Miño que viene desde
las tierras altas de Lugo, hacen bueno el refrán: “El Miño lleva la fama y el
Sil el agua”.
viernes, 18 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ella, ascua de luz
18 de noviembre, viernes. Era
casi esa a esa hora en que las sombras se hacen más grandes; era a esa hora en
que las estrellas se asoman al río, y se hablan entre sí (¿qué se dirán las
estrellas y el río a esas horas de la madrugada?); era a esa hora en la que los
pájaros duermen y se recogen en los árboles, en las torres de las iglesias, en
los parques de los pueblos, en las espadañas de las ermitas, en las oquedades
bajo los tejados; era esa hora en que los sueños, a veces, se hacen realidad…
Paseaba con un grupo de amigos.
Habíamos asistido a un acto difícil de olvidar, por el marco, por el momento,
por el tema que salía a flote, por la belleza de tanto como allí había
escuchado en las voces de matices tan acogedor como el terciopelo que se siente
cálido acariciado con la cara cuando se tiene cerca.
El profesor (ahora de dice emérito o jubilado,
o vaya usted a saber ¡como si los sabios se pudieran aparcar bajo un epígrafe)
Rogelio Reyes Cano había presentado en la Academia de Bellas Letras de Sevilla,
Palacio de los Pinelo, Abades 14, la obra de Antonio García Barbeito Athene
noctua. Barbeito dijo que había escrito verso para él, que luego, se había
publicado en un libro y que, en cierto modo, se sentía desnudo ante el lector
que le echase un vistazo a sus páginas.
Deambulábamos por las calles
estrechas, sinuosas. Hablábamos de nuestras cosas, del reencuentro, de la
intimidad que se le cuenta al amigo al que no se veía desde hacía mucho tiempo,
de la belleza de una ciudad única porque ponerles adjetivos a Sevilla es como
ponerle puertas al campo….
De pronto, en el entronque de
Argote de Molina, que rompe los dos tramos de la calle Placentines, al final
apareció ella. En su sitio. Erguida, quieta como quien otea el horizonte y ante
la se da la vuelta el viento…
Llamé la atención de mis
compañeros de andanzas noctámbulas y vimos que la perfección existe. Esa torre
que hicieron los almohades tiene tres partes:
la primera, bella. Es el minarete primigenio; la segunda, agregada
posteriormente, para acoger las campanas, bellísima; la tercera, la culminación,
el monumento a la Fe – el Giraldillo – que la remata. Es lo primero que saluda el sol cuando llega a
cada mañana a Sevilla…
jueves, 17 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Mujeres que dejaron huella. María de Padilla
Hacienda de doña María. Dos Hermanas (Sevilla)
17 de noviembre, jueves. No hay
acuerdo en el lugar de nacimiento: Castrojeriz, Astudillo, Sevilla… Tampoco, en
el lugar donde murió: Medina-Sidonia, Sevilla, Astudillo. Todos coinciden, sin
excepción, en afirmar que fue el amor de la vida de Pedro I. Vivió, María entre
1334 y 1361… Solo 27 años, en la plenitud del siglo XIV.
El rey Pedro vivía,
habitualmente, en Sevilla. La verdad que eso de vivir era un decir. Andaba por
todas partes… Iba camino de Asturias para sofocar la sublevación de su hermanastro,
Enrique de Trastamara. En Astudillo se la presentó Pedro Fernández de
Henestrosa, tío de María. El rey se quedó embobado. Ya no se separó –
físicamente, se entiende que sí – en toda su vida a pesar de sus casamientos
que mandaban las Leyes de la época.
Dicen que era bellísima, de
buen carácter, bondadosa y siempre intercedía por los nobles débiles, aunque en
aquel tiempo eso era un eufemismo interviniendo por ellos ante el rey en cuanto
la ocasión se presentaba.
María de Padilla le dio cuatro
hijos. Un varón. Negoció su matrimonio con una hija de Pedro IV de Aragón, pero
murió a los tres años; y tres hembras. Beatriz, profesó en el monasterio de
Santa Clara, fundado por su madre en Astudillo; Constanza, casó con Juan de
Gante, duque de Lancaster e Isabel con Edmundo de Langley, duque de York.
Castilla, si la historia hubiese ido por otros derroteros, podría haber caído
en manos inglesas… ¡qué cosas!
María tuvo donaciones de
propiedades concedidas por el rey: la Hacienda de doña María en Dos Hermanas
(Sevilla) en la alquería de Ibn Jaldún, un palacio en Astudillo y otro en
Torrijos (Toledo) donde nació Beatriz.
El rey Pedro se trasladó en
1361, a Medina-Sidonia y mandó asesinar a Blanca de Borbón para coronar reina a
María que falleció el mismo año probablemente de peste, en tierra palentina. El
rey confesó que había sido su único amor ante las cortes celebradas en Sevilla.
El arzobispo de Toledo legitimó la unión restando validez a los otros
matrimonios. Sus restos se trasladaron desde Astudillo a la Capilla Real de la
Catedral de Sevilla. Dicen que el rey la lloró amargamente…
Fte. Bibliografía:
Sitges, J.B. Las mujeres del rey don Pedro I de Castilla, Madrid. Sucesores de
Rivadeneyra, 1910
Pérez de Tudela, Mª I. “Las
mujeres en la vida del rey Pedro I de Castilla”, en Anuario de Estudios Medievales.
martes, 15 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Besalú
Besalú. Puente románico sobre el río Fluviá
16 de noviembre, miércoles. Llego
a Besalú cuando declina la tarde. El sol dorado pone un sello especial sobre la
piedra vieja, sobre el río, sobre el puente que abraza las dos orillas… Besalú,
en la Baixa Garrotxa, está a orillas del río Fluviá. Tiene un puente
románico, con siete arcadas. El puente es bellísimo; el pueblo, también. La
Edad Media se asoma al borde del camino e invita al viajero. Dejo el coche a
las afueras; entro. Me paro en la plaza de San Pedro. Soberbio el templo,
soberbio el impacto, soberbio el momento….
Tomo asiento en un café de la
plaza Mayor. Nos atiende – mi hija había ido a comprar carquiñolis y coca de
vidre - una chica muy atenta. Es una chica joven, de piel suave. Tiene el
pelo negro y una mirada franca. Es raro encontrar a alguien, cuando ya el día
llega a la punta, con esa predisposición y agrado. Se lo digo y me contesta:
-
Muchas gracias, pero es mi obligación.
Deambulo por la calle del conde
Tallaferro; busco la del abad Oliba. En el fondo el seguimiento de su huella me
ha llevado hasta Besalú donde nació. Otros dicen que en algún lugar de la
Cerdaña... Da igual. Su obra superó todas esas posibles discrepancias. Fue un
hombre de concordia en el corazón de la Edad Media, un impulsor de la paz y la
tregua de Dios en aquella Cataluña de condados enfrentados por el poder.
Fue algo más. Hijo de Oliba
Cabreta y Ermengarda de Vallespir con treinta y dos años renunció al poder
terrenal – lo poseía desde los diecinueve cuando su padre se retiró a
Montecasino - e ingresó como monje en Ripoll. En 1008, abad del monasterio; luego,
obispo de Vich y reformador de los monasterios de su territorio. Acopió la
mejor biblioteca posible entonces con más de doscientos volúmenes (en aquel
tiempo algo extraordinario) amigo del papa Silvestre II…
Se planteó una posible paz con
Almanzor. No propugnó una visión tremendista sino el entendimiento entre los
condes catalanes y su relación con otros de lugares tan lejanos como el
Califato de Córdoba, el papado de Roma o los propios señores de la Cerdaña y
Aquitania
Una calle en medio de piedras
medievales recuerda que probablemente Besalú fuese el pueblo donde vio la
primera luz. Hoy su obra se puede conocer en las páginas de los libros de
Historia… He intentado seguir su huella, aunque de manera efímera. Fue un
hombre excepcional.
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Olot, capital de La Garrotxa
Olot, La Garrocha (Gerona)
15 de noviembre, martes.
-
En
Aguilar de Campoo, le digo a Honorio Ramírez, cuando te levantas temprano y
sales a la calle, hueles a café con leche y a galletas Fontaneda…
-
Pues
aquí en Olot, me contesta, hace unos años se olía a santos de pastas de madera…
Ahora, huele a otra cosa.
Honorio es un tipo serio. No sé si en las fiestas de estas
tierras antesalas del Pirineo se pone barretina o si baila sardana… Tampoco me
importa mucho.
-
Hace
tiempo, le digo, anduve por aquí en compañía de mi amigo Joan Mas y Anna, su
mujer. Recorrimos de Jaca a Camprodón. Joan es un conocedor, al detalle, del
arte románico. Me explicó, una a una, todas las iglesias que habíamos marcado…
Honorio me escucha en silencio. Espera, que de lo que le cuento,
siempre le va a aportar algo que él desconoce. Me deja hablar.
-
¿Sabes
lo que nos pasó en Benasque, en el macizo de la Maladeta?
-
Me
dice que no. Sentados al atardecer, le digo, en la terraza del hotel se nos
acercó una camarera. Nos preguntó si íbamos a cenar truchas y ante nuestra
extrañeza por la pregunta, espetó: “es para pescárselas ahora mismo en el río…”
Hablamos del valle de
Bohí, de San Clemente de Taüll, del lago de San Mauricio, y de Ripoll, y de San
Juan de las Abadesas, y de cuando Serrat vivía en Camprodón…
-
En
Camprodón nació Isaac Albéniz, me replica…
Rodeo Olot. Piden una carretera de circunvalación y... Lo
normal por estas tierras. La gente siente sus banderas y banderías…
-
Honorio,
le digo, por aquí veo poco del abad Oliba….
-
Te
tienes que ir, me contestó, a Besalú, pero antes párate en Castellfollit de la
Roca
Le digo que lo conozco que ya he escrito otras veces de él,
pero que esta vez no me iré por la calle larga hasta la iglesia, sino que me
desviaré en la carretera y bajaré a la orilla del río (el Fluviá), para verlo
desde la hondonada y admirarlo sobre las rocas basálticas y cómo se recorta en
el contraluz del sol dorado de la tarde de otoño. Le comento que me voy de Olot
y no huelo a esos santos de pasta de madera que se procesionan por muchos
pueblos de España y se veneran en altares con flores de plástico…
-
Esto,
me dice, ha cambiado mucho. Mucho más de lo que tú piensas…
lunes, 14 de noviembre de 2022
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Cataluña profunda
Rupit. Comarca de Osona. Barcelona
14 de noviembre, lunes. En Vich
(Vic), todas las calles conducen a la
Plaza Mayor. Tiene obispo, pero no tiene Gobernador Civil. Dicen que eso hace a
una ciudad el lugar idóneo para vivir. Me quedo con el embutido; uno es más
práctico. Lo llaman longaniza. Es alargado y seco; exquisito… Vic está en medio
de la llanura. Ahora, en catalán,
anuncian en los letreros, la Pla de Vic.
Su catedral, de san Pedro, la mandó edificar, el abad Oliba…
El abad Oliba, hijo de Oliba
Cabreta y su esposa Enmengarda, fue un personaje excepcional. El padre
apesadumbrado por un montón de crímenes aparejó una recua de mulas cargadas de
riqueza, en el 988, y se fue a bien morir al monasterio de Montecasino. Oliba
con su hermano Guifré gobernaba La Cerdaña. En 1002 (un poco antes de ayer tarde, como ven )renunció
a los cargos y entró de novicio en Ripoll. En 1008, abad; en 1018, obispo de
Vich. Su labor cultural rompió moldes…
La carretera, aceptable. Me
lleva hasta Roda de Ter. Dicen que tiene ‘un puente sobre puente’ y dos
iglesias, a la entrada y a la salida. Siembran plantas forrajeras, maíz y
centeno. Se espesa la vegetación al pasar el río. Pastan vacas en praderas
rabiosamente verdes, claros entre encinas, hayas…
Rupit es un pueblo misterioso.
Sobre sus piedras se sobreponen los estilos de arte: románico, gótico, barroco.
Todo está revuelto y todo en su sitio. Balcones con flores, calles estrechas.
Se sube o se baja, se pierde de vista lo que está enfrente con solo girar en un
recodo… Un puente colgante salva un río pequeño. Se bambolea. De unas rocas se
despeña, a modo de cascada, un agua cristalina, limpia… Un pequeño huerto tiene
tomates maduros, coles, unas matas de pimiento, calabazas…
Deambulo. Subo o bajo; bajo o subo.
Depende del momento y lugar. Escudos nobiliarios tras una puerta de hierro
cerrada. Entro en una tienda – he visto libros en el escaparate – le pido algo
sobre las montañas de esta parte de la comarca de Osona. Desilusión. No
encuentro lo que busco… Nada. Tienen aceite de Extremadura y de Tarragona y
dulces y cosas…
-
¿Y de aquí? Pregunto, aunque no he visto un
olivo sembrado ni en los jardines de las casas.
-
No señor, de aquí, no.
Sigo camino. El macizo de
Collsacabra es un bosque húmedo, impenetrable: robles, abedules, abetos… Corono
el coll de Candreu, cuando llegue, otra vez, a la llanura, estaré en Olot…