Diego Lozano, "Maestro Sifón". (Baeza) .Tallando su obra en la piedra
26 de noviembre, sábado. Hileras
de olivos plantados en perfecto alineamiento peinan lomas y cerros que alternan
con campiñas de barbecho. En lontananza los pueblos se muestra blancos,
salpicando colinas onduladas que, a veces, son pardas, a veces rojizas mientras
la carretera reverbera bajo el sol.
Desde la lejanía Baeza aparece
recostada: caserío blanco de tejados pardos bajo un cielo azul. Se recortan en
el horizonte algunas torres renacentistas que le dan nota de un pasado
esplendoroso.
Las plazas son amplias. No
tiene agua la fuente del Populo. Baeza parece escapada de la mano de Vandelvira
y viviendo de un recuerdo que llenó un pasado lleno de esplendor e historia.
Baeza atesora mucho arte y la esencia acumulada a través de los siglos.
Sus calles rezuman
Renacimiento: palacios e iglesias, monumentos civiles, casonas con dinteles de
piedra y fachadas blasonadas; forjas y retablos; universidad y colegios;
seminarios y catedral donde san Cristobalón quiso espantar la lechuza que bebía
en el velón de aceite de Santa María.
Por cierto, la lechuza que don
Antonio Machado - que mal lo trataron
algunos que se decían compañeros e incluso le pusieron un mote – vio volar
sobre el olivar ¿hacia dónd volaría? ¿Hacia Peal de Becerro en una encrucijada
de caminos? ¿Hacia Hornos de Peal, de chimeneas humeantes, que haciendo gala de
su nombre y según hacia donde sople el viento entelaraña el cielo? ¿O simple y
llanamente volaría sobre los olivos, perfectamente alineados, copudos y grises,
por los Cerros de Baeza…?
En la plaza de la Catedral,
abajo, frente a la fachada principal ya no está Diego Lozano, ‘el maestro
‘Sifón’ un artista en la talla de la piedra, un maestro de la miniatura que de manera
autodidacta comenzó a labrar en piedra blanca los monumentos más
representativos de Baeza e hizo réplicas de otros de los lugares más distantes…
San Juan de Ávila fue el primer
Rector de su desaparecida Universidad y en el convento Carmelita de Baeza donde
fue prior San Juan de la Cruz escribió: “Gocémos Amado / y vámonos a ver en tu
hermosura / al monte o al collado / do mana el agua pura:/ entremos más adentro
en la espesura”.
La última vez que estuve me
subí en un artilugio a modo de tren articulado con neumáticos y recorrí la
ciudad desde un balconcillo abierto. No la anduve, como otras veces, a música
de talón, y es que lo años… Pues eso, ¡ya se sabe…!
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