17 de
agosto, miércoles. España en llamas; la Sierra de la Estrella en Portugal,
también. Otras partes de Europa (Francia, Grecia…) tampoco se han escapado. Un
verano, de terror. Las imágenes superan aquel infierno con el que nos asustaban
de niños. Hay una pregunta en el aire. ¿Qué parte de España no se ha quemado? A lo mejor sobran dedos en una mano para
contarlas. Huele mal, muy mal.
Ayer, un tren en trayecto desde
la zona levantina a Zaragoza se encaminó hacia lo boca del lobo. Iba a la zona
que estaba ardiendo. Nadie pudo avisar a tiempo para detenerlo. La maquinista
se percató hacia dónde caminaba e intentó volver atrás. Saltó el preludio de la
tragedia porque la cosa pudo ser de aúpa.
Sigue oliendo mal.
Los embalses, vacíos. Se veía
venir. La falta de agua, en una tierra donde no llueve, es lo que, lógicamente,
tiene que llegar cuando se tira y se tira de los embalses sin que se repongan
de manera natural, a modo de lluvia o con artilugios artificiales, vamos, eso
que se llaman trasvases de cuencas o vasos comunicantes que, de un pantano a
otro lleve agua al que no tiene, si al primero le sobra. Eso, también, huele
mal.
El cieno que acaparan los
pantanos en sus fondos se ha resquebrajado. Hay peces muertos, ausencia de
vida. A lo mejor se podría haber mitigado un poco. Los que tienen que tomar
decisiones o las posponen, esperando a no se sabe qué, o no las toman. Tampoco
eso huele bien. ¿A qué no?
Hay una manera de fuego que no
quema como el de las llamas. Es el fuego de una jeringuilla que inyecta sustancias
químicas para subyugar a una mujer que solo pretendía la evasión, pero se
tropieza con algún hijo de satanás que va con otras intenciones. Eso, apesta.
Hay algo más. Esos que van a la
feria con una navaja en el bolsillo. En cierta ocasión, un muchacho me dijo que
la Policía le había quitado la navaja. Le respondí que la feria, lo que hay que
llevar en el bolsillo es una cartera bien llena de dinero sudado por uno mismo
y, entonces, seguro que se mira cómo y en qué lo gasta. Me echó una ojeada como
quien ve a un extraterrestre. La muerte en Íllora, o lo de Riogordo (un menor abusa
de una niña de nueve años) de estos días, fétido.
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