Catedral de Málaga
25 de
agostos, jueves. A vueltas con la Catedral. La gran casa de la
Iglesia de Málaga es su Catedral. Como todas las grandes obras – y ésta lo es –
nunca se terminan. Eso se ve desde lejos. En este caso falta a capítulo una de
sus torres. Hay, también, otras de las que solo se tienen noticias si uno se
adentra en su interior. Se habla, de goteras.
En Málaga llueve poco – como en
el chiste, trabajo hay poco, y contestó el interfecto, menos necesito yo – pue
algo así. La cubierta está muy deteriorada y es una filtración constante en
cuanto caen cuatro gotas, si son algunas más, entonces no hay ni que hablar.
La cosa viene de lejos. La
cosa, por llamarlo así genéricamente, se ha ido posponiendo entre trabas,
obstáculos, estudios pertinentes, coordinación de Administraciones, falta de
dinero y tropecientos mil papeles más. Ahora parece que puede estar cercano
(¿?) el principio del fin de los problemas.
Hablan de ciento cincuenta
millones de euros el coste de la nueva techumbre. Dicen, que puede ser algo muy
interesante porque incluso va a facilitar su vista por el interior y por el
exterior y que va a causar asombro por la calidad arquitectónica que va a
mostrar a los posibles visitante. Bien está – dice el refrán – lo que bien
acaba. Por el bien del magno edificio esperemos que no tarde tanto como con la
torre aún inconclusa.
Anuncian que desde el Obispado
podría abrirse una suscripción popular con objeto de recaudad fondos. Todo lo
que se sea sumar puede resultar interesante. Luego, la consecución de los
objetivos será otro cantar.
La Catedral de Málaga es un
magnífico templo renacentista iniciado en 1528. Tras la toma de la ciudad por
los Reyes Católicos en 1487, deciden su construcción sobre el solar de la
Mezquita Aljama, o sea, la principal de la ciudad. Ha participado, entre otros, en la obra lo
más florido, en diferentes épocas, de la arquitectura religiosa: Gil de Siloé,
Andrés de Vandelvira, Hernán Ruiz II, Pedro Díaz Palacios, Diego de Vergara…
Está considerado como uno de los templos de mayor altura, en el interior de sus
naves, de Europa.
Ahora, puede que se acometa con
rigor, orden y eficiencia una de las grandes obras pendientes. La recuperación
de su cubierta lo pide, es más lo exige, y no admite tardanzas.
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