Nube tormentosa - 'nube de Alcalá'- sobre El Torcal
29 de
agosto, lunes. El niño escuchaba hablar a las personas
mayores. Todos comentaban que el año iba a ser malo porque se habían derramado
las cabañuelas. Eso era anuncio de que las cosas no vendrían de la manera que
ellos estimaban que debían de venir.
En el estanco vendían un
librito con muy pocas hojas, sin dibujos y que, en su portada, un poco más
recia que las hojas del interior, tenía pintado un señor mayor, que ocupaba la
parte central, muy feo, con cortaba de palomita y una raya que partía desde su
frente, apartando en dos mitades un pelo negro. Unas letras de molde más
grandes de lo normal decían. “Calendario Zaragozano”.
Ese librito traía las
predicciones meteorológicas, las fases de luna, el santoral, los días
transcurridos y los que faltaban para que terminase el año. En un subtítulo
aparecía: “Juicio universal meteorológico, calendario de los pronósticos del
tiempo, santoral completo y ferias y mercados de España”.
En casi todas las casas del
campo había uno. Era la manera de ‘saber’ como sería el tiempo y también,
aunque el hombre del campo lo sabía con solo mirar al cielo ‘como estaba la
luna’. La luna marcaba si se podían hacer las matanzas, si era el momento de
sembrar los ajos o de echar las eras de semilleros.
Aquella tarde de agosto, cuando
ya se había alejado el mediodía sobre El Torcal apareció la ‘nube de Alcalá’. Esta noche, dijo
alguien, tenemos tormenta… Al rato, la nube que era muy pequeña se hizo más
grande y, luego más, y más. La tarde cambió de color. El cielo se puso feo,
grisáceo y aumentaba el calor…
En la lejanía, ya entrada la
noche, sonó un trueno. “Ya está aquí …” comentó alguien. Los truenos fueron en
aumento, pero se sentían muy lejanos; después, se percibía como se aproximaban
y, de vez en cuando, resplandores de relámpagos. Luego, los rayos marcaban
líneas quebradas y luminosas en el cielo. Aquello cada vez iba a más. Al rato,
estaba generalizada, pero no llovía. Solo eran truenos y un enorme aparato
eléctrico. Parece que es una tormenta seca, dijo alguien, y agregó, éstas son
más peligrosas porque en cualquier sitio puede caer un rayo y con todo tan
seco…
El ‘zaragozano’ da tormentas en
agosto. Si vinieran con agua serían propias para la aceituna porque el olivo
bebe por la hoja….
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