19 de
agosto, viernes. Atahualpa Yupanqui que fue quien hizo la
pregunta dio también la respuesta: calla la vida. Estos días hemos recordado el
asesinato de Federico en la madrugada de una noche de agosto en los barrancos
de Víznar. Amaneció al día siguiente y ha amanecido durante muchos días más. La
vida calló – eso pensaban - para los que
creían que lo enmudecían con su muerte, pero no fue así.
Tan no fue así que, en cierta
ocasión, un profesor de Literatura, nos dijo que en la Generación del 27 habían
nacido muy buenos poetas, pero no todos tuvieron ‘la suerte’ de que los hubiese
matado una revolución. Esa afirmación puede ser exagerada. No tengo
conocimientos literarios como para contradecirlo o afirmarlo. Sí sé, por
ejemplo, que muy bueno fue Fernando Villalón y que quizá no llegase a la talla
de Federico, pero que dejó versos bellísimos. Seguían otros cantores…
Da igual. En esos lugares donde
hablan de la libertad a boca llena han intentado llevarse por delante a un
hombre. Escribió algo que, a un sector de la población intransigente con los
que opinan de manera diferente a ellos, no les venía bien. O sea, había que
callar al cantor.
En las dictaduras sean del
color político que sean intentan que los cantores y sobre todos si sus músicas
son distintas a las que ellos quieren escuchar, la vía más expedita es
enmudecerlos para siempre. A esos cantores unos los vilipendian porque dicen
que cantan cosas que no les vienen bien o por cobardía y, entonces, se mira
para otro lado.
Existen también la cohorte de
estómagos agradecidos. Naturalmente con las cosas de comer no se juega y si hay
que decir que los burros vuelan pues entonces los cielos están llenos de
cuadrúpedos volares y no pasa nada. Y luego, vienen las sorpresas que vienen y
esas cosas.
La vida calla – temporalmente
- si se hace que enmudezcan los
cantores. Es verdad que una parte de la vida quedará en silencio, pero en
alguna parte, no sabemos, donde volverán a nacer flores en los prados por
primavera y pajarillos nuevos en los nidos y libarán las abejas en las rosas, y
hombres y mujeres, que serán los nuevos cantores… y como decía Juan Ramón:
“tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario”.
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