viernes, 19 de agosto de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Y si se calla el cantor?

 


19 de agosto, viernes. Atahualpa Yupanqui que fue quien hizo la pregunta dio también la respuesta: calla la vida. Estos días hemos recordado el asesinato de Federico en la madrugada de una noche de agosto en los barrancos de Víznar. Amaneció al día siguiente y ha amanecido durante muchos días más. La vida calló – eso pensaban -  para los que creían que lo enmudecían con su muerte, pero no fue así.

Tan no fue así que, en cierta ocasión, un profesor de Literatura, nos dijo que en la Generación del 27 habían nacido muy buenos poetas, pero no todos tuvieron ‘la suerte’ de que los hubiese matado una revolución. Esa afirmación puede ser exagerada. No tengo conocimientos literarios como para contradecirlo o afirmarlo. Sí sé, por ejemplo, que muy bueno fue Fernando Villalón y que quizá no llegase a la talla de Federico, pero que dejó versos bellísimos. Seguían otros cantores…

Da igual. En esos lugares donde hablan de la libertad a boca llena han intentado llevarse por delante a un hombre. Escribió algo que, a un sector de la población intransigente con los que opinan de manera diferente a ellos, no les venía bien. O sea, había que callar al cantor.

En las dictaduras sean del color político que sean intentan que los cantores y sobre todos si sus músicas son distintas a las que ellos quieren escuchar, la vía más expedita es enmudecerlos para siempre. A esos cantores unos los vilipendian porque dicen que cantan cosas que no les vienen bien o por cobardía y, entonces, se mira para otro lado.

Existen también la cohorte de estómagos agradecidos. Naturalmente con las cosas de comer no se juega y si hay que decir que los burros vuelan pues entonces los cielos están llenos de cuadrúpedos volares y no pasa nada. Y luego, vienen las sorpresas que vienen y esas cosas.

La vida calla – temporalmente -  si se hace que enmudezcan los cantores. Es verdad que una parte de la vida quedará en silencio, pero en alguna parte, no sabemos, donde volverán a nacer flores en los prados por primavera y pajarillos nuevos en los nidos y libarán las abejas en las rosas, y hombres y mujeres, que serán los nuevos cantores… y como decía Juan Ramón: “tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario”.

 

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