Inundaciones Setenil de las Bodegas (Cádiz)
Nubes y claros. El tiempo, como
todo, rarísimo. Si uno ve la televisión – además de encontrarse con gente que
sabe de todo – siente por dentro una sensación de ahogo e impotencia que lo
deja anonadado. Mucho de lo que dicen, o es malo o va por el camino.
¿Se acuerdan de aquello de que
todo lo que gusta está prohibido, es inmoral o engorda? Más o menos, pero al
revés. Las noticias que saltan son como para echar a correr y no mirar hacia
atrás. Lo que está a nuestras espaldas es para no verlo, pero anda, ¡que lo que
tenemos por delante…!
Los ayuntamientos que no saben
en qué gastar el dinero que no tienen, se han encontrado con un regalo añadido.
Las calles – las fachadas también, pero ese es problema de los vecinos – tienen
el barro incrustado de tal manera, que ni el agua a presión lo saca. Si el agua
a presión fuese la solución para algunas cosas… pues eso.
Decían en no sé qué sitio, esos
que les comentaba antes que lo saben todo, que nuestro gobierno le ha dado el
Sahara a Marruecos para que frenase las oleadas de personas en las vallas de
Ceuta y Melilla - como si la injusticia con cara de hambre y necesitad se
frenase así – y están llegado en masa a Canarias… Ahora ¿cómo le ponemos al
niño?
Esta primavera ha entrado muy
rara. Después de un otoño e invierno secos, le ha dado por venir el agua a su
antojo y la está liando en muchos sitios. Ayer por la tarde, le tocó a Setenil
de la Bodegas y la semana pasada a la Comunidad Valenciana. Vamos que esto va
por barrios.
Barbeito, ha ironizado en su
“Tempranillo” de hoy sobre cómo envenenar a los negociadores de Ucrania:
¿fruta? ¿agua? ¿un polvillo sobre las mesas que con el roce entra en la piel y
luego se va a la sangre? Con el cariño que te tengo, maestro, se te ha olvidado
que, en este país nuestro, tenemos un sistema hipnotizador menos nocivo y más
discreto: la tele.
El cambio climático, el
culpable de todo. Y nosotros ¿qué? Nos puede pasar como el del chiste que le
pedía a Santa Rita el premio de la lotería y la santa le contestó que al menos
sacase el décimo. No hay que hacerse ilusiones; al menos sacar el décimo…
Genial como siempre
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