Reales Alcázares. Sevilla
18 de
marzo, viernes. Romero Murube – Joaquín Romero Murube – era un
escritor ameno, directo, asequible, de los que llegan y tocan con los nudillos
de la sensibilidad en el alma de quien lo lee, y si se le abre la puerta, entonces,
se adentra y deja un poso de delicia y gozo.
No hay manera de ver con más
acierto, con más sencillez, la vida íntima de los pueblos como lo hace él
cuando habla de lo cotidiano, donde no pasa nunca nada. Unas ocasiones lo hace
cuando cuenta cosas del suyo; otras, cuando describe otros pueblos perdidos en
la campiña, al pie de una sierra, o en las orillas de un río y ven cómo pasa el
agua…
Hurga como nadie en el alma
oculta que se asoma a la ventana, o que va en el gañán que regresa del campo, o
en la mujer joven que despierta a la vida y espera encontrar en el camino ese
hálito de su sueño que vaga en su búsqueda...
Leer a Romero Murube es sacar la
esencia de las rosas de los Reales Alcázares que tanto cuidó y amó, pero que
solo se abren a quienes se acercan a ellas cuando buscan el aroma que tienen
cuando están a punto o cuando ofrecen su belleza desde lo más recóndito de sus
almas.
Cuando se lee a Romero Murube,
no es solo la vida la que aparece entre las líneas de sus escritos. Hay algo
más. Nadie mejor que él sabe sacar la poesía a las esencias de las cosas,
algunas veces tan ocultas, que pueden estar en el seto que forma el vallado
orillando el sembrado o en las campanas lejanas que dejan que su tañido se
expanda, hasta perderse en la lejanía del campo.
A veces añoro y me imagino cómo
debieron ser aquellas conversaciones entre él y Miguel Hernández entre mirtos,
bajo los naranjos al amparo del arrullo de las palomas o en el canto
entrecortado de los mirlos en las mañanas cuando el sol se abría paso en la
espesura del jardín. Al otro lado de la muralla pasaba lo que estaba
pasando…
Flota en sus escritos siempre
un olor que no aparece en los escritores de oficio. El suyo es el olor de lo
auténtico, de lo singular, de lo único del que pueden – podemos – participar
todos.
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