sábado, 5 de marzo de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tagardinas

 

                                  


5 de marzo, sábado. En Málaga se conocen como ‘tagardinas’; en Cádiz y Sevilla, tagarninas. Da igual. Están exquisitas y como su consumo conlleva que es comida de invierno, pues ahora toca.

Se crían en los bordes de los caminos, en las tierras arcillosas, en sembrados de cereales, en las dehesas y en los claros del bosque donde entre el sol...

Vienen con el otoño. Aparecen con las primeras aguas y se pueden consumir entre enero y finales de marzo. Cuando la plántula tiene un grosor perceptible al tacto de la mano, es el momento de arrancarla de la tierra. Luego se suben y aparecen las espinas en los bordes. Hay que pelarlas y quitarles las espinas.

Se crían silvestres o de cultivos. Las que vienen directamente del campo, tienen un deje diferente que les proporciona una textura y sabor más impactante al paladar; las cultivadas, dicen los expertos en gastronomía, son más dulces.

Las temperaturas de primavera, en el lenguaje del campo, las ‘suben’ (pueden alcanzar, en ocasiones, casi un metro de altura y ya no son comestibles) En el extremo del tallo aparece la flor. Los jilgueros posados sobre ellas ponen una nota de una belleza única.

Su nombre científico es Scolymus hispanicus. Es oriunda del Mediterráneo, pero se ha extendido por todo el mundo. En Europa llega hasta las orillas del mar Caspio por Oriente, y hasta latitudes cercanas al norte. Plinio el Viejo la identificó como una especie de cardo y Linneo le asignaba su nacimiento en Sicilia.

Llega a la mesa preparada de diferentes maneras: majos, majillos o ‘esparragá’. Según qué sitios le dan un nombre, y se enriquecen con almendras, ajos y huevos fritos; en tortilla o en revueltos, pero sobre todo en potaje o en la olla con garbanzos y alguna patata hervida para ‘espesarlo’. Como complemento, la ‘pringá’. Productos del cerdo donde no puede faltar tocino, si es de cerdo ibérico mejor, de la papada o del jarrete, costilla... Se le puede añadir trozos de ternera, pollo o gallina.

La mejores que he comido por mi zona, las sirven en el restaurante Los Atanores, en el Valle de Abdalajís, a la orilla derecha de la carretera, en un paraje de excepcional belleza a los pies de la sierra. En la lejanía, el arroyo del Búho y El Torcal. (Ah, y que no llevo comisión, para evitar malos entendidos).

 

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