sábado, 19 de febrero de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Lechugas

 

 

                                   


Quieren para cultivo una tierra franca, limosa, ligera, sin encharcamientos y con aireación. Aman el sol y no son amigas de las temperaturas muy bajas. Tienen buena literatura. Las presentan a manera de ensaladas, y combinan con otras hortalizas…

En la antigüedad los egipcios que sabían un montón de cosas, las consideraron como plantas con poderes sobre el sexo que, entonces, no lo llamaban de esa manera, sino que, según ellos, incidía de manera muy directa en la relación entre hombres y mujeres. ¡Qué cosas! ¿Verdad?

Los romanos, que tampoco eran tontos del todo, le encontraron unas propiedades diferentes. Difundieron que si se consumía en las cenas - de grandes cenas, en Roma sabían un mucho – propiciaba el sueño. Del vino que tomaban, no decían ni pío…

Carlomagno difundió su cultivo, y consumo por todo su territorio. Le reconocían poderes curativos como a otras hierbas y pedía que no faltase su cultivo sobre todo por ser muy poco exigente y muy agradecida a la materia orgánica.

En el siglo XXI, los hombres que estudian todas esas cosas que no estudian los demás, han llegado a la conclusión de que, además de encerrar en sí un montón de propiedades, son afrodisíacas. O sea que dicen casi lo mismo que los egipcios pero con otras palabras.

Su consumo es muy beneficioso. Es rica en un puñado de vitaminas: A, E, C, B1, B2, Y B3, vitamina K, y en ácido fólico y potásico. Poseen, también calcio, magnesio, sodio y potasio.  Su consumo diario aporta al organismo además de las vitaminas, betacarotenos que dicen los que saben que, entre otras cosas, protegen a las células de posibles daños, y ayuda en los tratamientos contra la osteoporosis… ¡Y todo eso, con solo comer lechugas! Para que luego vengan y digan: “más fresca que una lechuga”.

En las dietas alimenticias se utilizan porque su ingestión facilita la digestión, tonifica el estómago si se toma como entrante por sus nutrientes y su riqueza en enzimas.

Se cultivan en todos los puntos de España, pero tienen un sello especial las que vienen de la Ribera del Ebro. Se conocen con el nombre  de ‘cogollos de Tudela’. Es una lechuga con forma de repollo, o sea, que se parece a la col pero su textura y su presencia es diferente. Es el símbolo de aquella zona de Navarra… Ya ven y todo, por una simple lechuga.

 

 

 

 

 

 

 

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