Quieren para cultivo una tierra franca,
limosa, ligera, sin encharcamientos y con aireación. Aman el sol y no son amigas
de las temperaturas muy bajas. Tienen buena literatura. Las presentan a manera
de ensaladas, y combinan con otras hortalizas…
En la antigüedad los egipcios que sabían
un montón de cosas, las consideraron como plantas con poderes sobre el sexo que,
entonces, no lo llamaban de esa manera, sino que, según ellos, incidía de
manera muy directa en la relación entre hombres y mujeres. ¡Qué cosas! ¿Verdad?
Los romanos, que tampoco eran tontos del
todo, le encontraron unas propiedades diferentes. Difundieron que si se
consumía en las cenas - de grandes cenas, en Roma sabían un mucho – propiciaba
el sueño. Del vino que tomaban, no decían ni pío…
Carlomagno difundió su cultivo, y
consumo por todo su territorio. Le reconocían poderes curativos como a otras
hierbas y pedía que no faltase su cultivo sobre todo por ser muy poco exigente
y muy agradecida a la materia orgánica.
En el siglo XXI, los hombres que
estudian todas esas cosas que no estudian los demás, han llegado a la
conclusión de que, además de encerrar en sí un montón de propiedades, son
afrodisíacas. O sea que dicen casi lo mismo que los egipcios pero con otras
palabras.
Su consumo es muy beneficioso. Es rica
en un puñado de vitaminas: A, E, C, B1, B2, Y B3, vitamina K, y en ácido fólico
y potásico. Poseen, también calcio, magnesio, sodio y potasio. Su consumo diario aporta al organismo además
de las vitaminas, betacarotenos que dicen los que saben que, entre otras cosas,
protegen a las células de posibles daños, y ayuda en los tratamientos contra la
osteoporosis… ¡Y todo eso, con solo comer lechugas! Para que luego vengan y
digan: “más fresca que una lechuga”.
En las dietas alimenticias se utilizan
porque su ingestión facilita la digestión, tonifica el estómago si se toma como
entrante por sus nutrientes y su riqueza en enzimas.
Se cultivan en todos los puntos de
España, pero tienen un sello especial las que vienen de la Ribera del Ebro. Se
conocen con el nombre de ‘cogollos de
Tudela’. Es una lechuga con forma de repollo, o sea, que se parece a la col
pero su textura y su presencia es diferente. Es el símbolo de aquella zona de
Navarra… Ya ven y todo, por una simple lechuga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario