Pertenece a la familia de las
asteráceas (¡qué nombrecito!), o sea su flor tiene forma parecida a un astro.
Está muy extendida en la naturaleza. Vive desde las zonas frías, hasta los puntos
cercanos a los trópicos y se adapta a todos los climas, tanto en los áridos y
desérticos como en los de pluviometría alta.
A esta familia pertenecen
plantas alimenticias: lechugas, endivias y escarolas; oleaginosas: girasoles y
cártamos; medicinales: manzanilla y rabogato; ornamentales: crisantemos y
dalias…
Su poder económico es grande y
valorado. El aceite de girasol tiene un impacto comercial relevante. Aporta sobre
todo, aceites oleicos; el de cártamo, de
menor importancia, es bajo en aceites grasos y saturados.
El cultivo de la achicoria, en
España, tiene gran presencia en la Ribera del Ebro. Llega a la mesa a modo de
verdura de fácil preparación. Se consume cruda en ensaladas o hervida,
acompañadas de tubérculos, sobre todo de patatas. Es muy estimada en los meses
de invierno.
Goza de propiedades beneficiosas
para la salud. Su textura crujiente, aporta una pizca de sabor amargo – sobre
todo en la escarola – que la hace un acompañante ideal para los asados, como el
cordero y cochinillos al horno.
En toda la Ribera del Ebro, no
se desprecia nada de esta verdura. Las hojas externas, de intenso color verde,
se cuecen y se sirven cocidas, con un aliño de aceite y ajos. Las hojas
internas, de color más amarillo, aportan
un sabor menos amargo y más crujiente.
La raíz de la achicoria se ha
utilizado tradicionalmente como sustituto del café, o para ser mezclada a modo
de infusión. Su sabor amargo la hace parecida al sabor del café pero no
contiene cafeína y sus componentes sirven como sustancias relajantes del
sistema nervioso.
Posee además, sustancias muy
favorables al funcionamiento del hígado y del estómago. Es recomendable, según
la Medicina Natural, para las personas con problemas en el funcionamiento de la
vesícula biliar. Según los expertos, es rica en vitaminas y, entre las propiedades que le reconocen, está
la intibina, la inulina (que no tengo ni idea qué son pero que al documentarme
las he encontrado y por eso lo cuento) y su aportación de grandes cantidades de
beta-caroteno de acción oxidante para la prevención de enfermedades
cardiovasculares y degenerativas.
Aparece de manera natural y la
polinizan las abejas y abejorros…
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