Para ti...
martes, 31 de agosto de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Expresiones (algunas, claro)
En cada pueblo hay una manera
de hablar, de expresar sentimientos, de reacciones ante situaciones. Muchas son
comunes a otros pueblos, otras en cambio, propias y difícilmente extrapolables
e incluso entendibles en otros que no sean los propios.
Aguanta más que el buzo de
Marbella.
Bebe más que ‘la Isla’.
Da más camino que un perro sin
amo.
Debe hasta agua en Loja…
Es más duro que las ‘arvejas’ del Valle.
Es más fuerte (ácido) que las
naranjas de Flores.
Es más pesado que el arroz con
leche.
Está más pasado que un
villancico en la cuesta de enero,
Está tan flaca como las vacas
de ‘moñigo’ que solo tienen pestañas…
Extraña menos que un gato en
una matanza.
Hace tanta falta como los
perros en misa.
Ha pasado más que al que se le
perdieron los guarros.
Liga menos que los gases
nobles.
Madruga más que las frailecillas (aves que nadie ve)
Más años que el palmar de la
Fiscala.
Más arrecío (frío) que lavando
nabos.
Más caliente que los baños de
Alhama.
Más calor que segando en mitad
de un maíz.
Más ‘cumplío’ que Juanico Planas.
Más dañino que una piara de
guarros en un jabá…
Más dura que el empalme de un
catre.
Más endeble que un muelle de
guita.
Más feo que el sargento de
Utrera, que le dieron el ‘santolio’
con una caña.
Más feo que Picio.
Más flojo que el que se puso a
guardar caracoles y se le escaparon.
Más flojo (perezoso) que la
tranca de una posada.
Más fría que el agua de pozo.
Más hambre que los pavos de
doña Julia que levantaban los raíles del tren para comerse las cochinitas.
Más hambre que un caracol en un
espejo.
Más hambre que un lagarto
amarrado a una pita.
Más hambre que los perros del ‘Remamao’ que se pegaban a las ‘paeres’ para ladrar.
Más largo que un día sin pan.
Más lento que el caballo de los
malos, que siempre vienen los buenos y lo alcanzan.
Más perdío que los años buenos (o que el barco del arroz)
Más raro que un piojo bizco ( o
un perro verde)
Más tonto que el que llevó la
burra al agua y se la trajo sin beber porque el pilar se derramaba.
Patina más que el refuerzo de
la doble en la Cuesta del Cajero.
Menos carne que un silbido…
Se regasta menos que las
sábanas de abajo, (o que los raíles del tren).
Tiene más trampas que un
pajarero.
Tiene más tragaderas que el
túnel de la Canasta.
Tiene menos vergüenza que el
perro de un ciego.
lunes, 30 de agosto de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Otra luz
Su luz, en la noche, es ‘otra’
luz diferente.
La Catedral de la Encarnación
ocupa un solar en el que con anterioridad los malagueños (que no sé cómo se
llamarían en otro tiempo) dedicaron a sus usos religiosos. Los vestigios
últimos dicen que fue Aljama, es decir, Mezquita principal de la ciudad.
Los Reyes Católicos, tras la
toma en 1487, decidieron levantar una Catedral a la que dieron por nombre Catedral de Nuestra Señora de la Encarnación.
Es el monumento más emblemático de la ciudad, y a pesar del tiempo transcurrido
no solo no se ha terminado su obra de construcción sino que tiene problemas
urgentes que resolver. El más perentorio la techumbre. Las goteras, y eso que
en Málaga no llueve mucho, son una amenaza a que tienen que atajar de manera
urgente con una techumbre distinta a la de ahora. Ya no caben más parches.
Cuando los Reyes Católicos tomaron
posesión de la Ciudad de Málaga, la Mezquita-Aljama pasó a ser Iglesia Mayor, y
más tarde, cuando se reinstauró la diócesis, quedó convertida en su catedral. Intervieron el Cardenal Mendoza, Fray
Hernando de Talavera y Pedro Díaz de
Toledo, el primer obispo.
Las obras de construcción han
tenido momentos de empujes, otros de paradas, pleitos, discusiones y el paso de
diferentes épocas con sus improntas reflejadas. Dicen que es un transición del
Gótico al Renacimiento con apariciones puntuales del Plateresco. Es,
conjuntamente, con las catedrales de Guadix y Granada, la únicas andaluzas de
sus características que posee girola.
Está unida a la iglesia del
Sagrario por un pasadizo. En la parte superior dedicado a funciones
administrativas. Está perforado por un
arco de medio punto que comunica lo que se conoce como atrio de las Cadenas con
un patio que pudo corresponder a la primitiva mezquita.
Tiene la Catedral de Málaga
terminada su torre norte. En ella están los Archivos Catedralicio y Diocesano.
Otra luz me ha dado muchas horas de satisfacción investigadora. La torre sur,
gemela, está inacabada y tan solo posee los dos primeros cuerpos. Del
tercero se presentan los fustes de sus columnas. Deja abierto un gigantesco
proyecto arquitectónico que no se sabe si algún día verá su fin. Claro, no hay
que desesperar… En la noche de Málaga, la iluminación se su torre es faro y
guía y la campana – las otras repican en momentos puntuales o en los grandes
acontecimientos - de su reloj, cada hora, algo distintivo y muy querido…
domingo, 29 de agosto de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Larios
Es vieja en el espacio y nueva
en el tiempo. Su construcción comenzó – acaba de cumplir 130 años - en el siglo
XIX y la última remodelación en este XXI
El nombre se lo da el II
Marqués de Larios, Manuel Domingo Larios y Larios y, en Málaga, porque aquí
somos así, la hemos dejado solo en el apellido, y es Calle Larios.
El marqués fue un prócer del
siglo en el que Málaga tuvo un desarrollo industrial importante. No solo los
Larios, también otras familias venidas de otras tierras, impulsaron el crecimiento.
Apellidos como Heredia, Livermore, Crooke, Loring, Álvarez…, hoy muchos en el
recuerdo; otros en el olvido, fueron los pilares en una Málaga de entonces que
desembocó en la de hoy.
El centro urbano era un dédalo
de calles estrechas, que formaban, entre ellas, una tela de araña impenetrable.
La insalubridad, la carencia de aguas corrientes, y la falta de higiene, en
muchos casos, fue un foco y nido de infecciones que arrasaban periódicamente a
la población residente.
Un consorcio – entonces no se
llamaba así – decidió abrir una arteria que comunicase la Plaza Pública, hoy
Plaza de la Constitución, donde estaba el Ayuntamiento y otras instituciones con
el mar del que venían las brisas y el aire que purificaba todo aquel ambiente
mal oliente y lleno de suciedad. Otras arterias comunicarían Molina Larios
(éste fue un obispo ilustre sin ninguna relación con la burguesía del XIX con
Capuchinos, y calle Granada con la Victoria. No tuvieron el éxito deseado, en
fin, cosa que pasan.
No fue fácil desde el
principio, quiebras – algo tuvo que ver el marqués de Salamanca que sí era
malagueño, en el asunto – y fueron los Larios, concretamente Manuel Domingo,
que hoy desde una estatua, en mármol blanco, obra de Benilliure ve cómo pasa el
tiempo y las modas y… por delante de él.
La calle Larios da para mucho.
Belleza serena, paisaje urbano diferente, paso obligado de tórtolas y tórtolos
en otro tiempo. De sus muchas anécdotas que se pueden recoger está aquella del nota
que se sentaba en La Cosmopolita, esquina de Larios con Liborio García y que
puso un cartelito sobre su mesa: “Ni me limpio los zapatos, ni compro lotería”.
En La Cosmopolita – que también se ha llevado el tiempo – decía el maestro
Alcántara que la gente se citaba de “siete a nueve”. Pues eso.
sábado, 28 de agosto de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Deleitosa y de buen temple
“Dijéronme - escribió Santa Teresa - grandes
bienes de la tierra, y con razón, que es muy deleitosa y de buen temple”. Lo
dejó dicho en su Libro de Fundaciones
– recorrió toda España con su labor de reformas – en situaciones poco
confortables, “con cansancio de caminos, con aguas y nieves y con perderlos”.
Llegó la santa a Beas de Segura, en la Sierra, y
dio en llevar a cabo fundación por 1575, y les concedió el privilegio de ser
primero de cuantos conventos – Carmelo Reformado - se fundaron en Andalucía. Y
porque el destino o quien todo lo puede, lo quiso. ¡Vaya usted a saber! se hizo
posible y se cumplió que “lo que Dios quiere pasa y lo que Él no quiere, no
pasa”. Y así la santa de Ávila y el Carmelo llegaron a Beas
Beas porque es camino de entrada se llamó Vías
de Segura. Es municipio poblado - ahora el que más de la Sierra - desde
antiguo, y si por demás, entre que tuvo y tiene (que al tiempo y al hombre les
sobra capacidad de destrucción) palacio, el de los Sandovales del XV, conventos
de franciscanos y clarisas, iglesias y edificios civiles y archivos que se
avienen a decir de la feracidad del lugar donde el pan no fue escaso y la
naturaleza generosa en facilitar
subsistencias... La aclaración para muchas dudas y preguntas está ahí y
es obvia.
En su suelo hay sellos del paleolítico, del
neolítico, de iberos, y de los romanos, del que queda un puente – con más de dos
mil años de historia sobre sus piedras – para salvar el Guadalimar y por el que
se dice que se marchó Santa Teresa de Beas, camino de Sevilla, después de la fundar
el Convento de Carmelitas, y de los muslimes... y de otras cosas que han ido
dejando los hombres.
Sierra – pino carrasco, nigral y piñonero –
encinas, quejigos y coscojas, romero, genista…y campo de labor se dan la mano y
propician una fauna de gamos, corzos, ciervos, liebres y conejos…
Vuélvete sobre tus pasos. Otra vez caminas con
el río. Caracolea con la carretera y toma el nombre del pueblo. Tributa al
Guadalimar y luego al Guadalquivir… Ya sabes aquello de “nuestras vidas son los
ríos que...”. Árboles de ribera marcan el rumbo a seguir. La tierra de labor se
abre a ambos lados...
viernes, 27 de agosto de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tierra de afganos
Cordillera del Hindu Kush en otoño
Unas llanuras áridas y enormes,
una cordillera casi infranqueable, unos ríos de deshielo…. Un paisaje
convertido, por mor del fanatismo, en infierno. En el pueblo de cumbres blancas
– el Hindu Kush tiene nieves casi perpetuas - viven algunos hombres de alma negra (si es que,
por su comportamiento, al alma de algunos hombres se le puede poner color).
Afganistán – tierra de afganos
- tan lejos en la geografía y tan cerca, en el salón de casa, en telediarios
está Asia Central. Limita con Pakistán, Iran, Turkmenistan, Uzbekistán,
Tayikistán y China. El sufijo ‘tan’ significa ‘tierra de…’ O sea, un
conglomerado de pueblos y, además, mal avenidos...
Casi cinco mil kilómetros de
fronteras sin salida al mar. El Hindu Kush, es un macizo, continuación de las
cordilleras del Himalaya, Karakorum y Pamir. Lo aíslan por el Este. Sus cumbres rondan
los casi de dos mil metros y entre ellas valles de aguas endorreicas consecuencias
de los deshielos. Temperatura extremadamente frías. En las llanuras del norte
cultivan cereales, hortalizas, frutales, y adormideras de donde se extrae opio
y heroína. (Van a la cabeza del mundo)
Antiquísimo en el tiempo.
Indómitos. Hicieron fracasar cualquier intento de implantar otra cultura o
civilización que llegase de fuera. Parece que los ‘supermanes’ yanquis no se
han enterado, todavía, de eso. Desde Alejandro Magno, que sí consiguió algo,
pero fue poco estable y efímero en el
tiempo. Se casó, incluso, con una princesa nativa, Roxana, para lograr
introducirse en la sociedad de aquel tiempo. Después, ingleses, rusos y
norteamericanos han fracasado, estrepitosamente.
No es cuestión de cargar sobre
lo negativo que estos días nos transmiten los medios. Da terror y pánico lo que
están implantando los talibanes y sus contrarios (en la máxima expresión del
terrorismo) y la situación social. No existen ningún tipo de derecho, la
violación no está penada por la ley y la mujer es menos que un objeto. Además,
es uno de los países más pobres de la Tierra.
Por su suelo pasó la ruta de la
seda cuando de China venían caravanas o iban otras con mercancías en una ruta
comercial sin precedentes en el tiempo y en el espacio que contó Marco Polo en
el primer gran libro de viajes… De nada sirvió aquella posible apertura. Hoy
sumido en un caos, es angustia de la Civilización Occidental que piensa; a la
otra, le da lo mismo.
jueves, 26 de agosto de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Horas de la siesta
Los abejarucos aprovechaban las
corrientes térmicas. En el cielo, que a esas horas no está tan azul como a
primeras horas de la mañana, describían círculos concéntricos y, a veces, se
elevaban y otras bajaban hasta casi dejar que desde el suelo se divisase su
plumaje azul, amarillo, rojo, violeta…
En los charcos pequeños,
diminutos, junto al pilar del pozo, un enjambre de tabarros tomaba buches de
agua como solo pueden tomarlo esos insectos que revolotean en un vuelo sin
sentido. Era el agua que se escapaba resumida por entre las rendijas de una
obra vieja, de años, que nadie reparaba, pero que cuando la necesidad lo
mandaba, un hombre repellaba con una mezcla hecha con cemento y arena hasta
que, pasado otra vez el tiempo, se estropeaba. Era algo cíclico. Nunca se
terminada aquel arreglo de parcheo.
Era un pozo grande, profundo,
con agua de sabor diferente que solo tomaban las bestias que pasaban por el
camino en un descanso obligado. Zureaban
las palomas en el interior, con arrullos que el eco agrandaba y que, en el
fondo, cantaba que aprovechaban el fresco en esa horas tórridas donde se
refrescaban por pura necesidad.
En la costera de la loma,
alguna cogujada levantaba el vuelo. Era un vuelo entrecortado, abriendo y
cerrando la alas, cada vez que tomaba impulsos. Era un vuelo distinto a como
vuelan otros pájaros y emitían un sonido diferente que no se podía llamar canto
y sí una manera de anunciar que ellas estaban en un territorio que tenían como
propios. En la noches frías de invierno, por el contrario, se mimetizaban junto
a los terrones y buscaban el cobijo necesario contra el helor de la madrugada,
pero ahora, en lo más granado del final del verano, eran dueñas de los
barbechos que tenían por suyos…
Dormitaban los gatos a la
sombra de la parra. Todo en el campo estaba bajo un sopor denso, impenetrable.
Era un silencio impuesto, de esos que tardan en romperse. La naturaleza se
hallaba a gusto en el trascurrir de las horas lentas, muy despacio, sin la
prisa que el reloj tiene en otros momentos del día.
No circulaban los trenes, no
pasaba nadie por el camino. Todo era lento, plomizo en la siesta. A lo lejos,
se escuchaban los gritos de los niños que chapoteaban en la alberca junto a los
olivos viejos…
miércoles, 25 de agosto de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Flores puestas
“Un día estás aquí y otro
tienes flores puestas” Es la respuesta de una persona ‘invisible’ de la calle.
Esa gente a la que miramos pero no vemos. La ha recogido un periódico de Málaga,
en un seguimiento a un grupo de
voluntarios repartidores de humanidad y comida a otras que no tienen nada. Son
esas personas que de manera muy especial se les llama “sin techo”.
Hay gente que lo pasa mal. ¿Las
causas? Muchas y diferentes. No es el objetivo de este artículo su análisis. Las
dejamos para otro día. La realidad es que hay gente que sufre quizá más cerca
de lo que pensamos. No lo merecen. Nadie merece el sufrimiento, el dolor y
desamparo. “Te miro y no te veo”. Más o
menos, si no es exactamente así, casi…
Gentes, otras gentes se dan sin
pedir nada. Tienen nombres y apellidos, pero no salen en los telediarios. A
veces no estaría mal que los redactores jefes a la hora de programar… Los
periódicos ni saben de ellas, los vecinos ni las conocen. Son solidarios, eso basta. Se dan con todo lo que
tienen y con lo que no tienen. Se sienten
realizados cuando dan respuesta a un empuje interior que le ayuda a darse a los
demás y acuden en su socorro.
De vez en cuando, salta la
noticia de actuaciones ejemplares de Guardias Civiles, Policías, religiosos…
Otras, como en esta ocasión, una redactora del periódico se ha subido en la
furgoneta de reparto y ha hecho la jornada. Ellos lo suelen realizar
diariamente, otras veces uno o varios días a la semana, en ocasiones, cada
noche…. En fin, como pueden y cuando pueden.
Cuando uno pasa por algunos
lugares o puntos fijos (pienso ahora en los ‘Ángeles de la noche’ o en el
comedor de Santo Domingo, o algún despacho de Cáritas, se le viene el alma a
los pies… Con lo poquito que se arreglarían muchas cosas dejando a un lado el
reproche y dándose sin ningún tipo de reservas…
A veces no es solo solidaridad.
Se precisa Justicia. El ser humano es grande, ¡y tanto, si está hecho a su
imagen y semejanza…! Pues eso, algo de buena voluntad puede cambiar muchas cosas
en esta sociedad egoísta, que parece que ha olvidado la brújula en el desván entre
polvo y telarañas…
martes, 24 de agosto de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Vuelve Almanzor?
Calatañazor
(Soria)
Las imágenes llegadas desde Afganistán, son de
las que hielan el alma. Tanta barbarie injustificable no tiene cabida si no es
la mente de un loco y que, además, esté llevado por el fanatismo. Es
inconcebible tanta maldad, tanto horror, tanta tiranía…
En la escuela de los años
cincuenta – “españolito que vienes / al
mundo te guarde Dios / una de las dos Españas / ha de helarte el corazón” aunque a nosotros nos ocultaban a don
Antonio Machado y a sus versos – la Enciclopedia Álvarez nos decía que Almanzor
murió en Calatañazor en el 1002 ¿Sería por lo de la rima? Después hemos sabido
que donde murió fue en Medinaceli…
Almanzor vivió a caballo en el
fin del primer milenio. Dicen que nació en Torrox ( hay quien también lo pone
en Algeciras), prototipo, según nos enseñaron, de quien siembra el terror con
demasiada crueldad a veces, en los reinos cristianos en el norte de la
Península Ibérica, desde el Cabo de Rosas a Finisterre.
Coincidió este hombre con el
reinado de uno de los califas grandes de verdad. Eso, no nos lo dijeron
entonces, Alhakén II, hijo de Abderramán III y padre de Hixem II. A lo que iba.
Alhaken fue un hombre culto, muy formado y amante de la paz, que negoció con
los reinos cristianos reiteradamente.
Córdoba, la capital de Califato,
tenía casi medio millón de habitantes cuando la capital occidental más
importante no llegaba a los cien mil, setenta bibliotecas (la suya personal
encerraba más de cuatrocientos mil volúmenes) librerías, alumbrado nocturno…
Alhakén amplío la mezquita y permitió la convivencia de musulmanes, judíos y
mozárabes (cristianos que vivían en territorio musulmán).
Almanzor tenía la ambición del
poder dentro de sí mismo. Nada ni nadie iba a frenarlo Al morir Alhakén, su hijo
Hixem fruto de su unión con la vascona Subh, subió al poder. Era un niño.
Almanzor (obvio su nombre en árabe) eliminó todo lo que se opuso delante,
anulando incluso al propio califa.
Las crónicas de aquel tiempo
cuentan cincuenta campañas, todas terriblemente devastadoras, contra los
cristianos. La de más eco, la emprendida contra Santiago de Compostela donde
destruyó su templo, el más famoso de la cristiandad. Se trajo sus campanas a
Córdoba…
No aprendió nada de la
magnanimidad de Alhaken…¿Habrá un nueva sombra de Almanzor en el mundo con el
miedo y el terror bajo su manto?
lunes, 23 de agosto de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Mosquitos
¡Vaya tela con el bichito! Los
bichos no nos dejan vivir. “De chico con el coco y de grande…” No, no son los
civiles ¡qué bastante tienen los hombres con lo que aguantan! De grande, quería
decir con los virus, los insectos y con la madre que los parió que no nos dejan
vivir.
Decía Federico que para los
barcos de vela Sevilla tenía un camino (“por
los ríos de Granada / solo reman los suspiros”), y ahora, ha habilitado un
espacio la marisma para los mosquitos.
Informan en la radio que ha
muerto una persona – y hay varias infectadas – a consecuencia de la picadura de
un dichoso mosquito que transmite el virus WNV. Produce encefalitis, fiebre y
puede llevar a la muerte. Vino hace unos años desde el Nilo, ¡con lo lejos que
está eso! a los arrozales de las marismas del Guadalquivir. Allí por picaduras
a equinos y a aves, luego puede transmitirse a humanos.
Los alcaldes de la zona
arremeten contra la Junta por falta de previsión, que se defiende y dice que sí
se ha fumigado. Al parecer – eso lo digo yo - con tanto tiento, que los
mosquitos se ríen de los peces de colores, de los insecticidas y de los fumigadores.
Casi hacen cortes de mangas; en la población crece la zozobra y el miedo.
Entre las normas que aconsejan
como protección (al parecer, todavía no hay que usar la mascarilla, que todo se
andará) dicen que se pongan mosquiteras en puertas y ventanas, se eviten paseos
al amanecer y por las tardes, no se usen perfumes llamativos, y se empleen
repelentes, se huya de las zonas húmedas, y de aguas estancadas.
Tengo una amiga que vive en La
Puebla y pasea cada mañana, por las orillas del Guadalquivir. Pienso en ella.
Tiene que cambiar las costumbres y por una temporada dejar esos paseos casi de
alba. A nosotros nos va a privar de unas fotos únicas que capta cuando el
amanecer se asoma al río. Lo recoge con la cámara de su teléfono y luego nos lo regala (como aquel puñado de
camarones una mañana en Coria…)
Entre telediarios, de donde se
puede escapar una bala o un bicho de esos que tienen un aspecto fiero, tan
fiero que sus caras dan más miedo que las metralletas que llevan en las manos,
las informaciones de los contagios por el virus pandémico, y ahora con el
mosquito…¡Dios mío, Dios mío!
domingo, 22 de agosto de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Siles, el silencio de la Sierra
Por Benatae nos vamos a Siles. Los olivos
sulfatados con cobre, toman un color azulado. Su ramas son cuentas de un
rosario de ungüento. Al llegar - el urbanismo da un toque de atención - sabes
que estás en la “capital de
Crestean desde Pozo Alcón a Segura, con cimas
que superan o rondan los dos mil metros. A saber: Empanadas y Cabañas, por encima; Las Banderillas y El Calar de
Juana, casi.
Para subir a estas alturas, hacen falta tres
cosas: tiempo, preparación física e información para llegar y no perderte. (No
es mala costumbre echar mano de las Guías o de los guías que son más caros,
pero si das con uno enamorado de
Desde el Calar de Juana, y si el día porque sea
invierno está nevado, la belleza es de las que marcan época. A pedir de mano se abre ante ti
Alguien
dijo que Siles toma nombre del latín y
significa “callada” y hace canto a parajes únicos envueltos en el silencio
interior y exterior de toda la Sierra. Siles fue cantada -Libro de Montería-
por Alfonso XI: “Un arraz bien se guisó
/ de Guadiz con gran mesnada / e sobre Siles se posó / con grande
gente e mesnada”.
Es fronteriza con Albacete, (nosotros, y digo
nosotros Juan, Andrés y quien lo cuenta, veníamos de Los Chorros donde
‘revienta’ el río Mundo). Era otoño. Llovía y el reventón se había producido la
tarde antes. Empapados, las estufas de un bar en Riópar nos secaron la ropa…La
tierra de Albacete queda a pedir de mano. Perteneció a muchos: Fíjate: Orden de Santiago, Reino de Murcia,
Obispado de Cartagena...
Pues aún hay más. Pacificada por Abderramán III,
mozárabe, frontera con el reino nazarí...
Dicen que en
sábado, 21 de agosto de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Otro aire
Ha venido a modo de brisa
extraña. Ha llegado de tierra muy lejana. Nadie lo esperaba y el factor
sorpresa se ha apoderado de mucha gente, casi desconcertada por la decisión. ¡Era
tan inusitada! Estamos tan poco acostumbrados a que ocurran cosas, así que
cuesta dar crédito.
Al hombre lo habían cesado en
las responsabilidades de su cargo a primeros de agosto. Aquello de a ‘rey
muerto, otro en su puesto’, ya se había producido y el sustituto tenía el
nombramiento. Vamos, que conocemos su nombre y apellidos.
Kabul, capital de Afganistán,
acoge al Cuerpo Diplomático. Gabriel Ferrán Carrión ocupaba el cargo de Embajador
en la máxima representación española hasta el día 3 en que fue cesado por
nuestras autoridades. Un avión A-400M del Ejército del Aire repatriaba a los
españoles y colaboradores de aquel polvorín donde ha estallado el caos de la
guerra…
Había plazas libres en el avión
y va el hombre y dice que no se sube, que se queda en tierra hasta ser el
último entre los que vuelvan al lugar seguro. La imágenes del aeropuerto y del
país son para echarse a temblar. Y dice que él permanece para garantizar la
salida de todos…
Este hombre es hijo de
diplomático. Su padre fue el primer Embajador de España ante la Comunidad, y uno
de los firmantes del tratado de adhesión. O sea, que como asevera el refranero
“ de casta le viene al galgo”.
En una ocasión, escuché a un
corresponsal de guerra diciendo, que cuando los conflictos estallan, los que se
quedan y no abandonan son la Cruz Roja y los Misioneros. Ahora, a la lista hay
que añadir a un Embajador de España y diecisiete policías que intentan sacar al
resto. Desconocemos el número de religiosos españoles que pueda haber en
Afganistán. Probablemente no lo sepamos
nunca, pero si los hay, no me cabe la menor duda que tampoco se han
vuelto.
En esta sociedad donde los
valores han bajado muchos escalones, noticias como estas son una llama de
esperanza para saber que todo no está perdido, que hay gente íntegra, muy
honesta donde su deber, incluso cuando ya no tiene obligaciones, se impone a un
comportamiento lícito y por supuesto entendible, pero que sin lugar a dudas,
cantan que son de otra pasta y que a ellos los mueve otro aire.
viernes, 20 de agosto de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Personajes: el Veneno
Juan el Veneno, era bajito, delgado, enjuto, con los maxilares
pronunciados, o sea chupao, y la barbilla saliente. Tenía la nariz
puntiaguda tirando a aguileña, la boca grande. Entre la comisura de los labios,
un cigarro semiapagado; el pelo liso caía casi hasta los hombros. De
conversación poco fluida, casi siempre contestabas con monosílabos.
Juan el Veneno vivía en la Calle del Viento, al final de la de Juan
Naranjo, a la derecha, conforme se une con la de Erillas que bajaba, entre calzadas
sin barandas, hasta el Chinar y el Cerrillo de Poco Pan. El Camino de los Reyes
aún no se llamaba así y eso era como salir a un terraplén.
Tenía su ‘puesto’ de ventas, o
sea, un carrillo de una sola rueda y con dos salientes como asideros. Era uno
de esos carrillos que los albañiles dejan arrumbados cuando acaban las obras y
no les merece la pena llevarlo hacia otra nuevas que emprendiesen.
La puerta de la iglesia de la
Vera Cruz, en la esquina del Camino Nuevo, como lugar de tránsito para parte de
la población, era el sitio adecuado para ofrecer la mercancía que todo, aunque
no tuviese un sello marcado, era autóctono. Sin él saberlo, estaba implantando
el ‘comercio de cercanías’
Vendía lo que daba el tiempo.
Siempre, ‘arreglado a la choza, es el guarda’, con las mínimas existencias, a
saber, una jaulita con hortalizas: tomates, pimientos, berenjenas moradas, si era verano. Por invierno,
ofrecía naranjas cañadú – los más
finos las conocían como ‘granos de oro’ -, chinas
que eran fuertes como las llamas y algún puñado cajeles.
En un pañil exponía un puñado
de castañas si era tiempo; caquis maduros que chorreaban gotas de azúcar por
entre las grietas de su piel, un puñado de lechugas o acelgas, unos manojos de espárragos...
Algunas veces, en saquitos de plástico tenía nueces y pacanos que nosotros como
no entendíamos de las nueces de California ni de pacanos, las llamábamos nueces
‘gordas’ o ‘menudas’.
El negocio prosperó. El Veneno, junto al carrillo de manos,
colocó un par de cajas de madera que servía de mostrador y encima media docena
de palmitos. Un día, uno que pasaba por la calle, sin mediar ni palabra ni
saludo, se dirigió al ‘comerciante’:
¡ “Veneno, que te vas a quedar con
El Corte Inglés…”!
jueves, 19 de agosto de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Bordejé
Iglesia de San Martín Obispo. Bordejé (Soria)
Cae la tarde. Tibio sol de
retirada. Olor a tierra seca, a rastrojo.
Un rebaño de ovejas levanta una
polvareda a su paso… Pensó por un momento, en las orillas sensuales de su río bañadas
por el agua mansa, ahítas de cañaverales, juncos y tamarindos. Enfrente, ahora
tenía una tierra inhóspita, seca y yerma, la Vieja Castilla…
Bordejé, mimetizado, olvidado, está
junto a la carretera N-111, de Medinaceli a Logroño, por el Puerto de Piqueras.
Tres calles; el Camino Real lo cruza, a
un lado la calle Bajera, un poco más allá, el río Morón. Sobre un promontorio, la
iglesia de San Martín Obispo.
El viajero sube hasta la
iglesia. Está cerrada. Sobre el dintel una fecha 1862. Ve que hace mucho tiempo
que esa puerta no se abre. Sentado en un poyete de piedra, un hombre deja que
pase el tiempo. Se toca con una gorra de lana, en sus manos un bastón…
-
Buenas…
-
(Tarda en responder)… Venga con Dios.
-
¿Vive mucha gente en el pueblo?
-
Alguna…
El viajero sabe que no llegan a
veinte, y que en el pilar ya no abreva el ganado. Han crecido las yerbas
nacidas con las lluvias de primavera; el verano, las ha agostado. La fuente, en medio
de la calle, hace mucho tiempo que no mana. No pasan los ganados trashumantes…
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¿De qué vive el pueblo?
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El pueblo no vive. Solo quedamos viejos…
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Pero este pueblo fue importante…
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Nosotros, como estamos cerca de Almazán, ya se
sabe…, pero ahora. (Y se encoje de hombros con resignación).
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Claro, claro…
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¿Viene gente?
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Poca…
Hablan un rato. El hombre,
comedido, contesta. Coge confianza.
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Me tengo que marchar…. ¿Cómo se llama usted?
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Ramiro.
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Yo, Pepe, para servirle.
El viajero pasó al año
siguiente camino de Arnedo. Subió al promontorio y Ramiro no estaba. Al año
siguiente, tuvo la tentación de seguir camino, pero no lo hizo. Entró.. ¡Y lo encontró en el mismo sitio!
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¿Sabe usted? el año pasado, me desvié para
saludarle, pero no estaba…
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Es que algunas tardes vengo y otras no…
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Ramiro, ¿queda muy lejos San Esteban de Gormaz?
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Ni cerca, ni lejos… Depende.
El viajero siguió su camino. El
viajero no se despide nunca. Le dijo un ‘hasta luego’. Ahora, la autovía de
Navarra ha dejado a la derecha la N-111 y un poco más aislado, Bordejé.