El pintor y viajero danés, Jeans Ferndinand Willumsen (1863-1958), visitó Álora en 1889, cuando contaba veintiséis años en un recorrido por España. Viajó, también por el norte de África y por Estados Unidos, y principalmente por Francia, donde fijó su residencia y donde murió en Le Cannet, ciudad del Departamento de los Alpes Marítimos, en la Provenza.
Su obra estuvo marcada por las influencias de El Greco y de Gaugin. Destacó, además de en la pintura, en la arquitectura y en la escultura, buscando en sus figuras aspectos idealizados y no exentos de cierto misticismo.
Después de su muerte, se creó un museo para exponerla en el pueblo de Federikssund. Fue un pintor que buscó incesantemente estilos nuevos, caminos diferentes para desenvolver su creatividad. Pero existe, según manifestó él mismo, un hilo conductor en su discurso de formas y colores, luces y sombras que encontró en Álora.
Nos legó en una acuarela, el paisaje desde la calle Chozuelas (Hay otra de la calle Santa Ana). La acuarela actualmente pertenece a los fondos de la colección David, Copenhague, que la expone en depósito en el Museo de la colección Hirschsprung de Copenhague (Dinamarca).
Allí también existe un diario del pintor donde anota sus impresiones de los viajes realizados por España. Afirmó que no volvía a Álora “porque los niños maltrataban a los pájaros”.
Annet Tamborg, escritora danesa que nos visitó muchas veces, fue quien nos descubrió a Willumsen. A Annet que era muy amiga de Rafaela Zamudio, y a quien conocí a través de Pepe Rosas, me dejó una nota manuscrita que conservo con gran cariño y en la que me reseñó: “En el año 1889 viajó a Andalucía, especialmente, por los alrededores de Málaga. De su estancia en Álora escribió en su diario: ‘En Álora evolucionaron mi visión de los colores y mi sentido de las formas, a los que he permanecido fiel toda mi vida’. El cuadro calle de Álora pertenece a la colección David, Copenhague, que lo expone en depósito en el Museo de la colección de Hirschsprung, Copenhague”.
La calle Chozuelas, donde se resbala hasta el sol, arranca en la de Cantarranas y concluye en la del Puerto,
después de cruzar la de Carmona. En su mediación, conforme se asciende, a mano
derecha, se inserta la calle Bootello. Sufrió desperfectos en los temporales de
enero de 1856.
Genial
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