viernes, 2 de julio de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Un sendero de magia

 

 

                         


Mañana calurosa de verano, cielo limpio, ni una nube. Atrás, Grazalema, pueblo bonito de verdad, y el pico de San Cristóbal y la Sierra del Pinar con sus pinsapos y el puerto del Boyar. En la lejanía, las moles calizas decrecientes van a morir en la Bahía de Cádiz. No se ve, se intuye en la lejanía. Ahora, las Sierras de Albarracín – que suena a Cuenca, pero que como que no, ¿vale? – y la del Labradillo, son las que mandan…

El sendero a un lado; el río, en la profundidad encajonado entre higueras silvestres que cruzan a su antojo el cauce, chopos, olmos, fresnos, sauces, rosales silvestres, zarzas, morales… Al otro lado de la alambrada metálica, maduran las manzanas y las calabazas en matas frondosas…

-         Señora, pregunto, porque uno, es muy preguntón, ¿el sendero…?

-         No me deja seguir, tome el camino de la izquierda y todo seguido… Le va a encantar y a la vuelta, porque como usted ha dejado aquí el coche tiene que volver, ya me dirá…

Y le digo… Ella está allí, en su lugar de trabajo y es toda amabilidad. Cuando uno se encuentra con esos parajes tan llenos de magia, con tanto encanto y con gente que, además, derrocha tanta amabilidad…

Pienso en el rumor del agua limpia que salta de piedra en piedra, en la brisa que hacen que tililen las hojas de los chopos, en el canto de los mirlos… (Dicen que hay oropéndolas y nutrias pero yo no he visto a ninguna de las dos).

Por el sendero, muñones, tapiales, restos de antiguos molinos harineros o batanes que limpiaban la lana que luego dieron más que fama y nombre a las mantas que se hacían en Grazalema…

El musgo coloniza troncos de árboles y rocas, la humedad impera. Puentes de madera, como de juguete, unen las dos orillas y dan aún más encanto a todo el paraje. Agua, vegetación exuberante y sensación de libertad…

El Majaceite o Guadalcacín que no lo he dicho antes, va desde Benamahoma, donde nace, hasta el Bosque, y luego a Arcos. Allí, en la Junta de los ríos se une al Guadalete. Antes, con un sistema bien pensado – con luces y sombras, claro - le da agua cuando le sobra, al Guadiaro y… Ya ven, a veces las cosas se intentan hacer bien.

 

 

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