Mañana calurosa de verano, cielo
limpio, ni una nube. Atrás, Grazalema, pueblo bonito de verdad, y el pico de San
Cristóbal y la Sierra del Pinar con sus pinsapos y el puerto del Boyar. En la
lejanía, las moles calizas decrecientes van a morir en la Bahía de Cádiz. No se
ve, se intuye en la lejanía. Ahora, las Sierras de Albarracín – que suena a
Cuenca, pero que como que no, ¿vale? – y la del Labradillo, son las que mandan…
El sendero a un lado; el río, en
la profundidad encajonado entre higueras silvestres que cruzan a su antojo el
cauce, chopos, olmos, fresnos, sauces, rosales silvestres, zarzas, morales… Al
otro lado de la alambrada metálica, maduran las manzanas y las calabazas en
matas frondosas…
-
Señora, pregunto, porque uno, es muy preguntón, ¿el
sendero…?
-
No me deja seguir, tome el camino de la izquierda
y todo seguido… Le va a encantar y a la vuelta, porque como usted ha dejado
aquí el coche tiene que volver, ya me dirá…
Y le digo… Ella está allí, en su
lugar de trabajo y es toda amabilidad. Cuando uno se encuentra con esos parajes
tan llenos de magia, con tanto encanto y con gente que, además, derrocha tanta
amabilidad…
Pienso en el rumor del agua
limpia que salta de piedra en piedra, en la brisa que hacen que tililen las
hojas de los chopos, en el canto de los mirlos… (Dicen que hay oropéndolas y
nutrias pero yo no he visto a ninguna de las dos).
Por el sendero, muñones,
tapiales, restos de antiguos molinos harineros o batanes que limpiaban la lana
que luego dieron más que fama y nombre a las mantas que se hacían en Grazalema…
El musgo coloniza troncos de
árboles y rocas, la humedad impera. Puentes de madera, como de juguete, unen
las dos orillas y dan aún más encanto a todo el paraje. Agua, vegetación
exuberante y sensación de libertad…
El Majaceite o Guadalcacín que no
lo he dicho antes, va desde Benamahoma, donde nace, hasta el Bosque, y luego a
Arcos. Allí, en la Junta de los ríos se une al Guadalete. Antes, con un sistema
bien pensado – con luces y sombras, claro - le da agua cuando le sobra, al
Guadiaro y… Ya ven, a veces las cosas se intentan hacer bien.
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