Málaga, la más pequeña de las
provincias de Andalucía, se asoma al mar azul de Ulises, y enfrente, los días
claros cuando la bruma no sale de paseo, ve el Atlas imponente, soberbio,
callado...
La provincia tiene cuatro
comarcas delimitadas: La Hoya de Antequera, la Serranía de Ronda, la Hoya de
Málaga, que de un tiempo a esta parte, la llaman Valle del Guadalhorce y la
Axarquía.
La Axarquía tiene su capital
natural en Vélez-Málaga. La Axarquía abarca
la parte oriental, desde las desembocaduras de los ríos Guadalhorce, que viene
desde los Alazores y el Guadalmedina, pero eso ni es río ni es ná…, hasta Cerro Gordo.
Los pueblos de la Axarquía son
blancos. Están esparcidos a voleo, como uvas desgajadas de un racimo maduro –
no hay nada más bello que los ojos de una mujer, ni más dulce que las uvas
moscateles de aquella tierra – que hubiese arrancado un mirlo madrugador, de
esos que visitan las cepas antes de que apunte el sol.
El río de Vélez, baja de la
sierra cercana al mar y tiene un curso corto, caudal escaso, y una gente que ha
sabido cambiar el terreno pobre, quebrado, pizarroso, ahíto de retamas y olivos
de antaño, por cultivos subtropicales.
Casi todo lo tienen en contra: costes
de producción, carencia de agua, orografía, caminos, pero no contaban con la
esencia de todo, el hombre.
Se sube alto, tan alto que se
está muy cerca de las cumbres de Sierra
Tejeda, y casi a pedir de un último esfuerzo, La Maroma, que hay quien dice que
está en tierra de Granada, pero como no lo sé, lo cuento como lo tengo
entendido.
Al pie de La Maroma, Canillas de
Aceituno, tierra de recónditos manantiales, cañaverales en las correntías y
barrancos, y producción de seda en otro tiempo, ahora, porque los tiempos son otros,
pone sobre la mesa una manera ¡y qué manera! de ofertar el chivo lechal a la
leña…
-
Antonio, estoy en Canillas. ¿Dónde me voy?
Y
Barbeito, que también me indicó el camino a la Bodeguita Romero en Sevilla, y a la Jefatura en Santiago y la Taberna
de la Cuarta Esquina, en Calahorra, y… va y me dice a: “La Sociedad” en la calle de la
iglesia… Y lo demás, pues eso, vino todo
por añadidura…
No hay comentarios:
Publicar un comentario