jueves, 10 de septiembre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora Telegrama: Última hora






Telegrama urgente. Procedencia: Punta de Tarifa. Texto: miles de golondrinas esperan corrientes térmicas favorables paso estrecho. Punto. Otras aves aguardan su momento. Punto. El viento de levante propiciará paso a África. Punto

El telegrama ha corrido por los vientos del sur de la Península. Miles de aves grandes, pequeñas y medianas: águilas, milanos, halcones, cigüeñas negras y blancas, aunque según qué años, algunas optan por quedarse por aquí, porque los inviernos  ya no son tan fríos y gélidos. Vencejos, abejarucos, golondrinas, tórtolas…

Son también mensajeras de lo que está por venir. No lo saben, pero nos hablan de cambios climáticos, como el refranero que antiguamente anunciaba que “por San Blas la cigüeña veras, y si no la vieres, año de nieves”.

Algunas aves pequeñas, sobre todo insectívoras, habrán sido presa de pesticidas y plaguicidas y no acudirán al paso. Ese es otro cantar. Otras, abatidas por cazadores de escopetas o por cazadores anclados en las torretas: los tendidos eléctricos electrocutan, cada año, a cientos de aves que chocan con los cables. Tampoco acudirán a la cita.

Su reloj biológico se ha puesto en marcha: cambios en las horas de luz y en las temperaturas, empujan al viaje, sus manillas funcionan de manera imparable. 
Estas aves realizan dos vuelos: en primavera vienen a Europa para anidar; a finales de verano y cuando comienza el otoño el de regreso hacia el continente africano. Los casi 15 kilómetros que separan los dos continentes, punto óptimo para el tránsito.



Hay otros dos estrechos que también utilizan las aves para sus movimientos migratorios: el Bósforo, en Asia Menor, y el de Mesina al sur de Italia. Tarifa, en España, el punto de referencia que tenemos más cercano.

Las corrientes térmicas – autopistas camufladas en los cielos – son usadas por las aves. Menos esfuerzo para volar y mejor desplazamiento hacia los puntos más lejanos sin gasto físico. Algunos pájaros, a pesar de su tamaño tan pequeño, muestran una resistencia titánica.

Al otro lado del Estrecho de Gibraltar, la enorme cordillera del Atlas será el primer gran obstáculo que tienen que salvar. Luego, dicen los conocedores de estos temas, la orografía les es más favorable y el descenso de elevaciones les permite cruzar, incluso, todo el desierto del Sáhara y, al final del trayecto, les espera el Sahel…





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