Vienen cuando el verano toca a su
fin, o con los primeros cantos del otoño. Da igual. Llegan al mitigarse los
calores, y los fríos mañaneros acarician la cara, cuando las tardes se alargan
y el sol muestra su resistencia a irse y entonces, ellas con todo el poder que
encierran dentro, aparecen para ser la reina de la fruta. Por algo dicen que es
la única, coronada.
Le asignan una cantidad de
propiedades que asombran. Dicen que tiene vitaminas B y C y minerales como
potasio, manganeso, hierro y calcio. No se queda ahí la cosa. Le atribuyen
también propiedades antioxidantes y por si fuera poco hasta afrodisíacas.
Los que están muy interesados en
las cosas ‘especiales’, le atribuyen cantidad de ácido punicico (0mega 5) que
dicen que tiene propiedades antienvejecimiento. En esto, de verdad que tengo
mis dudas, porque yo veo gente del campo que se hace vieja…. Algo no cuadra aquí.
Algo tiene que tener el agua
cuando la bendicen, porque los griegos, que de todo sabían un rato, consagraban
sus semillas a la diosa Afrodita, que era una diosa que ha caído bien en todos
los tiempos. Los griegos querían que les acompañasen en su último viaje y las
ponían junto a los embalsamamientos.
El padre Homero les dio cabida en
la Odisea, ya saben, Ulises dando tumbos por el azul del Mediterráneo, antes de
volver a Ítaca donde Penélope tejía y volvía a desbaratar esperando su vuelta.
Plinio consideraba al granado como uno de los frutales más valiosos.
Se conoce desde hace miles de
años. Arrancó en Persia, de ahí a Oriente Medio y luego por todo el
Medillerráneo. Los comerciantes de la ruta de la seda la llevaron hasta el
Extremo Oriente en China y Japón.
España es el primer productor de
granada de Europa, y se cultivan principalmente en Elche, Albatera, Crevillente
y comarcas limítrofes de Alicante. También en Murcia y en zonas de Andalucía. Su
ciclo de recolección va de finales de septiembre a finales de noviembre.
Antiguamente, para su conservación natural,3 se enterraba en paja seca. El
granado es un árbol de corte mediano o bajo, y su flor roja y de gran belleza, era
símbolo de la fertilidad y del amor.
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