viernes, 25 de septiembre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Empanadillas


                                                    


 

Dicen, que el gazpacho es para el verano. Hay tiempos que requieren su comida, porque viene acorde con el clima, con el ambiente, con lo que pide la temperatura…Pipiranas, salmorejos de pimientos asados  - en Córdoba, por salmorejo se entiende otra cosa, un plato también delicioso, pero distinto – hortalizas y tomates. El verano los trae de la mano.

Castañas, nueces, uvas en aguardiente, y empanadillas, para esas noches de otoño que vienen después de una tarde larga con el sol remolón que no quiere irse, y endulzan la sobremesa larga de la cena.

Por aquí, por mi tierra, tienen dos maneras de rellenar las empanadillas: con polvo de batata y con cabello de ángel. Con esto ocurre como cuando a un niño se le pregunta: Y tú ¿a quién quieres más, a tu padre o a tu madre? Y el niño que es sincero, contesta: a los dos iguales, aunque sabe que por dentro tiene su predilección, pero no lo manifiesta públicamente.

No es lo mismo empanadilla que empanada. ¡Por Dios, que no! No tengo nada contra las empanadas, emblemas de una tierra tan embrujada y misteriosa como es Galicia. La empanadilla es otra cosa. Una masa - ¿se acuerdan de la canción de Carlos Cano, que terminaba la receta mágica: “y la gracia de tus manos”?- frita y rellena y espolvoreada de azúcar molido.  Pues eso.

En cada casa, cada mujer, maestra sublime de sus secretos de cocina, le da el punto especial que las hace únicas, golosas, apetitosas, sensuales, diferentes… Ese sabor perdido por la boca de la crema de la batata disuelta, o esas figuras finas y ahítas de azúcar como puede ser el cabello de ángel, que hasta el nombre tiene bonito.

Dicen que hay hitos necesarios de cumplir: la composición de la masa, la harina de calidad, el buen aceite, el reposo… todos los reposteros buenos manifiestan, que es fundamental el tiempo – el refranero dice que no se puede correr ni trillando, aquí tampoco -, unidos a esas mezclas de secreto que aporta cada repostera. Ah, en un ocasión, escuché que el aceite debe estar muy caliente, hirviendo. Yo de cocina…

De esos que van con una empanada a cuestas desde que su madre los parió, no hablamos. Eso es otra cosa. Empanadillas de otoño, rellenas y sabrosa y… ¡que ustedes se relaman bien!


 

 

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