martes, 1 de septiembre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Septiembre


                                                 



Dice el calendario que hoy ha comenzado el mes que trae en sus entrañas los atardeceres placenteros y dulces. Parece como si todo con este mes diese un vuelco: se presentará el otoño, vendrán las gotas frías o no vendrán y entonces se hará bueno el refrán: “o seca la fuentes o se lleva las puentes”, llegará la vendimia a su cenit y las aceitunas de verdeo al aderezo de las orzas.

Volverán los niños a los colegios, este año con maneras tan extrañas y tan raro, con muchos interrogantes. A lo mejor, por aquello de ir escalonados, los más pequeños no formaran esa pequeña multitud de lloros al despedirse de sus madres en las puertas de los centros…

Se irán las golondrinas. El Estrecho de Gibraltar dará boletos de pase para cruza a ese continente tan cercano en la geografía pero tan lejano en muchas cosas. “Imagínate una tierra donde África es hermana”, cantó Aute. Desde los cerros de Tarifa se verá, al otro lado del mar, cómo emergen los picos del Atlas todos llenos de misterio e interrogantes.

Se acortará la luz vespertina y la tarde se irá viniendo con su manto de dulzura, con sus sombras alargadas, con las llegadas de los estorninos al campanario de la iglesia y de los pajarillos pequeños, esos que pasan todo el día en las campiñas, pero luego, cuando se viene la noche, buscan cobijo en los árboles grandes del parque…

Bajarán como cada tarde, los rezneros con su vuelo lento y acompasado buscando las ramas más altas de los eucaliptos de la orilla del río y esperarán allí que venga, mañana el sol, también un poco más tarde porque cada día, tarda más en salir desde detrás de los cerros lejanos…

Septiembre, el de la Virgen de Flores, la Virgen que huele  nardos, y que este año, en que todo es tan anómalo no tendrá su procesión por la calles, ni carreta de bueyes que la devuelva al convento, ni caballistas engalanados, ni gente a pie, que suda bajo las sombras de los olivos (por cierto, con la poca sombra que da un olivo), porque la Romería de Virgen de Flores lo pide así…
Septiembre, ya está aquí. A ver cómo se nos porta.




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