domingo, 6 de septiembre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Camino y más camino



      



Es poco más de mediodía cuando el viajero pasa por Las Navas de la Concepción. Recuerda que el padre de un amigo suyo puso allí, hace ya muchos años una romana. Compraba aceitunas. Según le contó su amigo fue muy feliz el tiempo que estuvo por allí acompañando a su padre… La gente bebe – hace calor -en la puerta de los bares.

El pueblo debe su origen al monasterio que en el Valle de los Galleguillos, construyeron  los monjes basilios y que destruyeron las tropas de Napoleón, y luego, lo terminó de arreglar, es un decir, porque supuso su desaparición, la desamortización.

Prosigue hacia San Nicolás del Puerto. Va acompañado de quejijos que crecen en umbrías y barrancos, manchones de olivos, y el pasto seco de la dehesa.

Corona un altozano. San Nicolás se agrega ‘del Puerto’. Deja a su derecha la Sierra del Lorito. La población se le viene a la mano como quien no quiere y va sabe que veneran a uno de sus hijos preclaros: San Diego de San Nicolás del Puerto ¿será por ‘santidades’? El hombre  llevó vida de ermitaño. Una placa en la fachada de la iglesia lo recuerda:

      “Dulce leño/ dulces clavos
       En el V Centenario de su patrón 1553-1953”

En uno de los laterales del templo, una imagen de mármol blanco sostiene una cruz de acero inoxidable. Sobre el hombro se posa un mirlo (que ni decir que tiene que es rabiosamente negro). Al pie, en el frontal, un cardenal,  - o el peloteo del cura de turno -,  de Sevilla dejó recuerdo de su paso por estas tierras: “Su Excelencia Reverendísima, Doctor Don....” ¿A que contrasta ante la humildad del ermitaño santo con tanta pomposidad de títulos y  hombres?

También sabe que allí represan, las aguas del Hueznar y consiguen una piscina natural. Entre la frondosidad de sauces, alisos, álamos y chopos, el viajero toma algo de comer porque es la hora, y porque aprieta el hambre...

Después, contempla el cauce – ahora va seco – por el que pasan las aguas bajo el puente romano, que no son más que restos de la colonia que se llamó Iporci. Repasa las notas y lee que dedican la iglesia, que es del XIII, a San Sebastián y en ella bautizaron al antes dicho San Diego. (Una gasolinera cerrada y en quiebra lleva el nombre del santo local…)

              


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