domingo, 13 de octubre de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora.Romero







“A flor del romero/romero verde / si el romero se seca/ ya no florece”, Cuando yo era muchacho, lo  cantaba el coro infantil en las tardes de mayo. Las niñas jugaban en la calle. Todo era jolgorio y alegría. La primavera llamaba a la puerta.

El canto al romero lo han recogido  los cancioneros populares y los poetas; lo ha transmitido el pueblo de uno a otro  con esa voz que va por las esquinas y nadie se puede quedar con ella. Es voz del pueblo, la voz que es de todos.
Federico la recogió y la esparció como flor pequeña y olorosa para que los enamorados pudiesen gozarla. ¿Solo los enamorados? No sé con qué intención quiso apostillar: “ya no florece, / ya ha florecido, / a la flor del romero / que se ha perdido”. ¡Ay, Federico! ¿No sería por un casual una premonición?

Juan Ramón, en esos momentos en que era más Juan Ramón, o sea, más él, como en Platero, como en los versos donde echaba por otros caminos,  llevó su invitación hasta el balcón que abre el cierre a la calle, hasta la ventana que deja entrever la ilusión al otro lado de los visillos de encaje blanco: “Vámonos al campo por romero, / vámonos, vámonos / por romero y por amor…”

Hay  otro romero… Lo lleva en el apellido y es de Camas. Lo llevaba en su mano izquierda cuando le daba todo el recorrido a la muleta. Decían sus seguidores que era el aroma que desprendía cuando hacía el paseíllo, y cuando venían la tarde gloria, entonces… entonces se acababan los adjetivos.

La botánica dice que es una planta que crece en los suelos pobres y ligeros. No es exigente en casi nada y para colmo hasta se conforma con la poca agua que le proporciona el clima mediterráneo. Se acomoda en las ladeas, en las medias montañas sin tener que subir a los más empimpollado de la cumbre.

Es tan generoso que se ofrece, también, a la farmacopea y de él se extraen aceites y ungüentos casi milagrosos. En la cocina da un punto especial, propio, característico, distintivo. En la leyenda popular dicen que es el arbusto que dio cobijo a la Virgen en su huida a Egipto… ¿Hay más? Sí, sí, como decía Juan Ramón: Vámonos al campo por romero, / vámonos, vámonos / por romero y por amor…”



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