Álora es puerta de entrada a la
Serranía de Ronda de la que no forma parte, pero que está ahí, como quien
espera al que llega de otras tierras. Álora es Garbía malagueña a orillas del río
que viene de lejos, y está cercano ya a la mar, la mar de Ulises.
Álora, la bien cercada, la que está en par del río – el Guadalhorce,
que no lo había dicho – que la rodea y reverencia como algo que sabe
sagrado. Lo ve venir y lo ve cómo caracolea
y cómo se pierde entre la frondosidad de sus huertas.
Álora, blanca y embrujada; de
cal y misterio encerrada dentro de las gargantas de sus cantaores, de sus
poetas, de pintores - Jacques Laulheret - que bajaron su cielo al lienzo, y de
los que la pararon en el tiempo detrás del objetivo…. Arana, entonces; ahora, Marilina, y Pedro, y el otro Pedro, y
Acedo, y Felipe Aranda, y...
¿Quién no se estremecía con Pepe
Vergara que dejó
sello propio y marcó los hitos que
solo recogen los papeles cuando hacen recopilación y señas y constancia de los que escriben su
nombre en la historia?
¿Quién no ha sentido algo cuando Benito,
Benito Moreno, rompe el silencio y deja dicho, como quien no quiere la cosa,
‘ahí queda eso’? Poderío, mando, trono, fuego y esencia... Un clamor. Este
hombre está tocado por algo que llevan
pocos, muy pocos por dentro.
¿Quién no se ha transportado
con Antoñita Contreras, desgranando ese Amor Brujo que asombraría al propio
Falla, o en el cante de Las Minas, profundo, roto, al compás y ritmo de la guitarra de Juan Ramón…!. “Lo mismo que el fuego fatuo…”
¡Ay, Antonia, grande, grande, grande…!
“Alora, de crines encendidas”
la vio José María Lopera, y “de rosa y
nardo…”, Antonio Vergara, y sin él saberlo, echaba a andar – bueno, ya andaba desde mucho antes, pero ahí lo hizo
de otra manera - por ese camino por el
que solo van los privilegiados…
No lo dejo para el final,
que no, que no. Que tiene sitio de
primero – porque a él le cuadra lo que
escribió Miguel para su amigo Ramón – “temprano madrugó la madrugada”, y,
ahora, querido José Antonio Padilla, “A las aladas almas de las rosas /
del almendro de nata te requiero”. Te requerimos, “compañero del alma, compañero”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario