Herodoto, padre de la Historia,
nació en Halicarnaso. Viajero y geófrafo,
nos dio información de muchos pueblos de la antigüedad. Gracias a conocimos
como era Mesopotamia, Egipto, Fenicia…
Herodoto dijo que Egipto era un
don el Nilo. Un regalo del gran río. Ese río que viene desde más allá del Sudan
y es tan largo, que en su curso, cambia varias veces de nombre. Trae, en sus
aguas, limos y sustancias minerales que fertiliza de modo natural todo su curso.
En sus crecidas bañaba las
tierras colindantes. Borraba todas las lindes pero suponían riqueza. Luego, grandes expertos en geometría, medían y
devolvían la parte de tierra correspondiente a su sus propietarios.
Egipto estuvo gobernado por
reyes-dioses llamados faraones. Cuando éramos niños, y estudiábamos la Historia
Sagrada, - la de Herodoto, el griego, no; la otra – supimos algunas cosas de
hechos, más o menos novelados, de aquellas tierras…
Un tal José, hijo de Jacob tuvo
muchas peripecias en su vida pero que terminó gobernando aquel país; un tal
Moisés, rescatado de las aguas y que llevó a su pueblo hasta la tierra de
promisión, “una tierra que manaba leche y miel” (¿bonito, verdad?) y separó las
aguas y todas esas cosas.
También supimos que el Ángel
del Señor se apareció a José en sueños (otro José, claro) y le dijo, “toma al
Niño y a su madre y vete a Egipto porque Herodes anda buscándolo y quiere
matarlo”. (¡Ese Herodes tenía tela!) No supimos más de aquellos ¿ahora se
llaman migrante, no? La literatura bonita nos hablada de un ciego que en la huida
le dio tres naranjas y de otro, mentiroso, (¿estaría pensando en hacerse
político?) que le dijo que sembraba piedras y eso…
Entre los faraones que
gobernaron la tierra de Egipto hubo uno que sobresalió más que otros. Se
llamaba Tutankamón, perteneció a la dinastía de XVIII y reinó casi diez años de
1336 a 1327 a. C. Enfermizo. Dicen que llevo a su país a una cierta normalidad
y que dio prosperidad después de unos desastres calamitosos sufridos con
anterioridad.
Cuando murió – al parece de
malaria – fue enterrado en el Valle de los Reyes. Cuentan que había maldición para
los ladrones que profanasen su tumba. Una vez descubierta se produjeron algunas
muertes ‘raras’ entre los que había tenido algún contacto con él. Es una
leyenda pero ¿y si no lo es?
No hay comentarios:
Publicar un comentario