Amanecía. Por los cerros de
enfrente apareció la luz entre las nubes. Era otra luz. Era la luz de los momentos especiales. Tenía que ser Él.
No había dudas, era Él. En medio, entre
la casa y las montañas que festoneaban horizonte, se había extendido niebla; se
difuminaba… Lo llenaba casi todo. Se recortaban las figuras.
Pasó un tren. Hacía mucho
tiempo que no sentía el paso de los trenes con ese ruido tan característico,
tan propio, tan suyo. La máquina avisaba con el silbato porque se acercaba al
paso a nivel…
Aunque él estaba en el campo sabía
que en una playa de otro lugar al que no podía ver, las olas se acercarían con su rumor monótono hasta el rebalaje y venían a morir en
la arena. Las olas, de hecho, nunca mueren. Se van y vienen y vienen y van y
así un día y otro, y otro y entonces… ¿Entonces? No hay entonces, es el mar,
sencillamente, el mar…, y la mano de Él.
Vio como arrancaban el vuelo
las palomas desde el alero del tejado, y por no saber cómo se deslizó como una
brizna de brisa que se le posó en la frente, y le vino el recuerdo. Eran los
versos de Alberti y recordó a aquella paloma que “Creyó que el mar era el
cielo; / que la noche la mañana. / Se equivocoba”.
Y fue cuando esbozó una
sonrisa. Esa media sonrisa que deja entreabierta una comisura en los labios,
como un desliz inoportuno que se impone a pesar de todo. Una sonrisa cómplice
consigo mismo. Afloraban más recuerdos: “Por ir el al Norte, fue al Sur. /
Creyó que el trigo era agua. / Se equivocaba”.
En el cielo se abría paso la
luz. La nubes tomaron un color de barniz desleído, como aguado. A algún
angelito, aquella mañana, se le pudo haber derramando el cubo de añil y le echó
agua para que no se notase mucho y pensó: “que tu falda era tu blusa; /que tu
corazón su casa. / Se equivocaba”.
Y fue, precisamente entonces, cuando se
agolparon: estrellas, rocío, calor, nevada, orilla, cumbre, rama…Él.
“Se equivocó la paloma. / Se
equivocaba”. ¿Adónde iban las palomas de su casa? ¿También éstas se
equivocaban? A lo mejor, no; seguro, detrás de todo, estaba Él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario