Málaga de Gibralfaro y la
Caleta y sirenas en la playa con acurrucos de arena; Málaga de sol y alegría, de
rosas en Puerta Oscura; claveles
reventones y palmeras; de percheles y azahares…
De terral de agosto, gaviotas, azules; de levantes tempraneros con nubes que entoldan
su cielo; del poniente de aguaceros, de aires que dejan celestes con pinceladas
de nubes errantes en sus cielos…
Málaga de versos de poetas,
Gaitán, Canales, Salvador Rueda. Málaga
de Manuel Alcántara - ¡Ay, Maestro! - con palomas en el parque y, por la bahía, veleros. Y toques
de sirena – otras sirenas - en los barcos que se alejan del puerto y se van mar
adentro…
Rebufo de nácar y caracolas, y niñas
quinceañeras con ojos morenos de encanto, misterio, embrujo y un arrebato
perdido en el arrebol de un ¡te quiero!
Málaga del niño Picasso, y
el realismo en Leonardo, Leonardo
Fernández, que éste, sí es nuestro, y
lleva a los lienzos, los grifos del patio de Tomás de Cózar y bodegones y gotas
de aguas que se escapan de los cuadros…
Y muñequitos de Rittwagen,
¿muñequitos? No, no. Somos nosotros cómo nos ve el artista en coches de
caballos, y gatos y perros, y soldados
que entretienen el rato, y atarazanas y las calles… y Málaga que no quiere
enterarse que Jaime es el notario naïf de
su tiempo.
Málaga sin ‘tranvías de sol con
jardineras’; la de los Baños del Carmen y el Palo; Málaga de espetos y vinos de
almíbar para saborear los besos… y mirar
tus ojos y verme en ellos.
Málaga de marengos; la Victoria
y Capuchinos y Fuente Olletas; trinitaria y jaberas… (“Barrio de la Trinidad /cuántos paseos me
debes / cuántas veces me han tapao / las sombras de tus paeres”) Del Cautivo
y Zamarilla, y otra Málaga, tierras
arriba del Camino de Antequera…
La del Cristo de la Buena
Muerte; Amargura y Esperanza; la del Cristo de la Expiración con ese mirar tan
suyo que ya se ha ido… Málaga del Chiquito; Málaga carcelera con El Rico, que
es libertad, en su mano y en la vida de quien la reempieza…
Biznagas, jazmines y geranios, y pájaros ventaneros. Málaga de
Guardia Civil, a pie o a caballo, de moros en el puerto, y de Caballeros legionarios; de seminaristas que
venían, de a dos, desde el seminario….
Cante por Verdiales y Malagueñas de fiesta; Málaga, madre y
madrastra, se hace otra y se transforma y se va a pasar calor a calle Larios, porque por
si ustedes no lo saben, ahora, precisamente ahora, se ha vestido… de Feria.
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