Tiene la belleza serena que dan
los años; la dulzura de quien ha vivido con plenitud y sus alforjas rebosan
paz; sus ojos administran el verde
aceituna del mar de olivos de su tierra. Ha andado muchos caminos. Dosifica con sabiduría su discreción; derrocha
agrado. La vida no le privó de palos y sufrimientos. El paso de los años le ayudó a ver cómo cambian las cosas…
Cándida Montenegro Velescao
nació en Alameda (Málaga), en un España en blanco y negro. Tiempos duros de
posguerra; difíciles para todo y para todos. Hija de Frasquito, ‘el Cabrero’,
padre de seis hijos… “en mi casa, dice, con una sonrisa amplia, no faltaba
leche”
Se casó con Antonio, ‘el
Comino’. En los años donde no había de
todo tomaron el tren una noche en la estación de La Roda… Varios días de viaje.
Se establecen en las cercanías de Stuttgar. Él trabaja en la fábrica de
máquinas Singer; ella, en un taller de costura.
Un nudo aprieta en el pecho; la
saliva no baja por la garganta. Su hijo mayor, José tiene ocho meses, se queda
en el pueblo; después, nacieron tres más.
Confiesa que fue muy dolorosa la separación. Hasta que no vuelve a ver a
su hijo el tiempo de emigración se hace penoso. Añora el regreso.
A la vuelta montan un bar;
muere su marido. El mismo día que terminan de tejar la casa que se hacen con
los ahorros de Alemania, su marido entra difunto, en Alameda, su pueblo, porque
Cándida es de Alameda. Una cirrosis
hepática se lo había llevado… El albañil que ve el cortejo fúnebre desde
lo alto del tejado, se pone malo.
Vende el bar. Se traslada a su
nueva casa. Está a las afueras. Comienza la aventura de la gastronomía. En un
principio, venta de carretera; después,
un restaurante puntero: “ Cándida”. Está orgullosa de cómo guisa el arroz
caldoso y los zorzales con patatas pimientos y huevos; cocina de calidad, única…
Cándida se levanta temprano.
Vive mucho tiempo en el restaurante
porque “el ojo del amo…” Sale a dar un paseo, cada mañana, con su hermana. Es
un ejemplo de tantas mujeres anónimas, sencillas, desconocidas. Viudas que se enfrentaron a los avatares que
venían. Supieron salir adelante; una de las nuestras.
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