domingo, 10 de septiembre de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Romería

Desde temprano hay bullicio en la calle. No es un amanecer como el de otros días. El cielo, azul; sopla la brisa. Se bambolean las ramas de las palmeras. Sube gente que, habitualmente, a esas horas no pasa por la calle…

Trote de caballos; braceo de arte y filigrana; la calle, por suya. Canto de un animal bellísimo con sinfonía diferente. Probablemente con el toro bravo, los dos animales más bellos de la Creación. “Los cascos de tu caballo / cuatro sollozos de plata”.

Suben tractores a modo de carrozas. Cada uno engalanado a su manera. Llevan música estridente. Se ve que hay quien confunde ruido con música, quien no sabe distinguir entre el buen gusto y la horterada. ¡Qué se le va a hacer! Eso no se vende en la botica. Hoy, se perdona, hay que perdonarlo todo.

Van al encuentro de la Virgen. Dentro de poco hacen el camino de retorno. La Virgen viene en una carroza tirada por una yunta de vacas castañas. Tienen andar cansino, frontiles engalanados, coyunda nuevas y el carretero con una aguijada de punta fina…

La Virgen trae un manto verde. Viene ahíta de flores. La Virgen pasa entre cantos y oraciones. Retorna al convento. Un año más; otro año más… Hasta el año que viene. Pasa la carroza con parsimonia. La arropa la gente. Mucha gente. El grupo de caballistas que abría el cortejo con el estandarte se pierde en la lejanía…

Mujeres bellísimas…. “La luna es un pozo chicho / las flores no valen nada…” y les sigo respondiendo con el zorongo: “Las manos de mi cariño/ te están bordando una capa…” Trajes de lunares, sombreros de ala ancha, una copa en la mano y  una moña de jazmines; y claveles y … “agremán de alelíes y esclavinas de plata” y veinte años en el cuerpo y un junco por cintura y la Gracia de Dios en su cara.


Arrecia el sol de la media mañana. Sigue la comitiva. Van camino del convento. Se despide en el cruce de la Fuente de la Manía… Hace años que  no subo. ¡Oh, Madre mía de Flores! “Veinticuatro horas del día, / veinticuatro horas que tiene; si tuviera veintisiete, / tres horas más te querría”.



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