Es final de primavera; hace calor. Huele a campo que
se agosta. Cantan los pájaros. Por un
momento, párate. Escucha el silencio. Difícilmente verás – debe ser por la hora
- que crucen por el cielo azul cigüeñas negras, garzas, ánades reales...
A media tarde, tomo el camino hacia Las Navas de la
Concepción. El pueblo - tú porque probablemente no puedas - duerme la siesta.
La gente - la poca que queda por aquí - a estas horas está al buen recaudo de
las sombras. El reloj de sol, de 1835, dice que son poco más de las cuatro.
No encontrarás
a nadie que te diga a quién dedican la iglesia, aunque tú ya sabes que la
población debe su origen al monasterio del Valle de los Galleguillos, de los
monjes Basilios, que destruyeron las tropas de Napoleón, y luego lo terminó de
arreglar, es un decir, porque supuso su desaparición, la desamortización.
Los monjes –
Basilios - según el primer libro parroquial, construyen la iglesia en el XVIII,
en 1764 por más señas, poniéndose, iglesia, monjes y pueblo, bajo la advocación
de la Purísima Concepción de María.
Para tu mejor entendimiento deberás saber que de
aquella iglesia sólo se conserva pila del agua bendita - bella por cierto -, la
imagen de Santa Ana, púlpito, lámpara central y un retablo que dedicaron a San
Antonio.
Pero como todo
está cerrado a cal y canto... yo, cuando viajero, tuve que echar mano de las
notas que acabo de contarte y con las que gusto acompañarme para las ocasiones.
Antes de partir
no me resisto dejar de transcribirte una nota tomada a vuela esquina: “Fonda
del Casino. Casa Preferida por los Señores Viajantes. Habitaciones Higiénicas e
Individuales. Situada en el mejor sitio de la población. Pl. Alfonso XIII 19 y
José Canalejas 1. Navas de la
Concepción ”.
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