sábado, 7 de marzo de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Deleitosa y de buen temple

     


“Dijéronme - escribió Santa Teresa - grandes bienes de la tierra, y con razón, que es muy deleitosas y de buen temple”.

Llegó la santa y dio en llevar a cabo fundación por 1575, y les concedió el privilegio de ser primero de cuantos conventos se fundaron en Andalucía.

Porque es camino de entrada, Beas se llamó Vías de Segura. Es municipio poblado - ahora el que más de la Sierra - desde antiguo, y si por demás, entre que tuvo y tiene (que al tiempo y al hombre les sobra capacidad de destrucción) palacio, el de los Sandovales del XV; conventos de franciscanos y clarisas, iglesias y edificios civiles y archivos que se avienen a decir de la feracidad del lugar donde el pan no fue escaso y la naturaleza generosa en facilitar subsistencias..., pues la aclaración para muchas dudas es obvia.

Por el puente Mocho - más de dos mil años viendo pasar bajo sus arcos las aguas del Guadalimar - se fue Santa Teresa, después de la fundación, camino de Sevilla. Por San Marcos, en abril, corren un toro ensogado: símbolo y seña en toda la Sierra. Y, en todo tiempo, un aceite que es gloria bendita. Excelente.  

Desde la campiña los olivares se arraciman y doblan sus ramas cuando la aceituna está en sazón; el río Beas lleva sus aguas al Guadalimar y, si se remonta por la Sierra – la Sierra de Segura, claro – entonces es el placer de la naturaleza: pinos piñonero, negrales y carrascos; encinas; quejigos y coscojas; romeros, genistas… Eclosión, vida, regocijo, exuberancia…

En su suelo hay sellos del paleolítico, y del neolítico, y de los romanos, y de los iberos, y de los muslimes... Y, otras señas, de otros hombres. Ya se sabe: de todo hay en la viña del Señor.


Vuélvete sobre tus pasos. Otra vez caminas con el río que caracolea con la carretera. Árboles de ribera marcan el rumbo a seguir. La tierra de labor se abre a ambos lados...

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