Dice la estadística que corren malos tiempos para la
lectura. Si no se lee no se venden libros, si no se venden libros - además de
cerrar las librerías - la incultura se
pasea por la calle como los papeles que se lleva el viento los día de aire. O sea, a la deriva.
Un pueblo inculto es una manada de borregos sin pastor. Un
pueblo inculto es presa fácil de demagogos. Más de cuatro se frotan las manos. “A éstos, deben decirse entre
ellos, los pillamos con una gorra” Informaba el periódico que el cierre de
librerías es alarmante; las que sobreviven no lo pasan ‘bien’… El libro
electrónico no llega, todavía, a mucha gente.
Echo mano a Platero. Abro al azar. “Este remanso, Platero,
era mi corazón antes…” y sigo con el capítulo y, luego, me paso a otro: “En el negro horizonte de los
pinos, la llama distante parece quieta y recortada…” Cualquier cita da pie a
los sueños.
Y, yo sueño con praderas llenas de lirios, de margaritas,
con trigales que mece el viento y con lomas salpicadas de amapolas… La
primavera es una eclosión de vida. Cada
año, sin que nosotros hagamos nada, porque es así, se renueva el campo. Hay flores y brotes
tiernos y pájaros nuevos.
Y veo los pinares de los que habla Juan Ramón: Los pinares de Doñana, y los otros. Los pinares de las sierras que silban, por las
noches, cuando azota el viento y la luna se asoma por las crestas de los
cerros… Y todo esto me viene a la mente de la mano de dos párrafos leídos, al
azar, en Juan Ramón.
La gente no lee mucho. Es penoso. Es así. La gente se pierde en
otras cosas. No dejan que afloren los
sueños que le nacen dentro. Prefieren estar en los enredos q sinfín de las televisiones
con poco aprovechamiento. Pasividad. O sea, se las andan, perdiendo el tiempo.
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