sábado, 14 de marzo de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Libros

Dice la estadística que corren malos tiempos para la lectura. Si no se lee no se venden libros, si no se venden libros - además de cerrar las librerías -  la incultura se pasea por la calle como los papeles que se lleva el viento los día de aire.  O sea, a la deriva.

Un pueblo inculto es una manada de borregos sin pastor. Un pueblo inculto es presa fácil de demagogos. Más de cuatro se  frotan  las manos. “A éstos, deben decirse entre ellos, los pillamos con una gorra” Informaba el periódico que el cierre de librerías es alarmante; las que sobreviven no lo pasan ‘bien’… El libro electrónico no llega, todavía, a mucha gente.

Echo mano a Platero. Abro al azar. “Este remanso, Platero, era mi corazón antes…” y sigo con el capítulo y, luego,  me paso a otro: “En el negro horizonte de los pinos, la llama distante parece quieta y recortada…” Cualquier cita da pie a los sueños.

Y, yo sueño con praderas llenas de lirios, de margaritas, con trigales que mece el viento y con lomas salpicadas de amapolas… La primavera  es una eclosión de vida. Cada año, sin que nosotros hagamos nada, porque es así,  se renueva el campo. Hay flores y brotes tiernos y pájaros nuevos.

Y veo los pinares de los que habla Juan Ramón: Los  pinares de Doñana, y los otros. Los  pinares de las sierras que silban, por las noches, cuando azota el viento y la luna se asoma por las crestas de los cerros… Y todo esto me viene a la mente de la mano de dos párrafos leídos, al azar, en Juan  Ramón.


La gente no lee mucho. Es penoso. Es así. La gente se pierde en otras cosas.  No dejan que afloren los sueños que le nacen dentro. Prefieren estar en los enredos q sinfín de las televisiones con poco aprovechamiento. Pasividad. O sea, se las andan, perdiendo el tiempo.

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