Bueno el paisaje; mejor, el paisanaje. Lugar: El Pimpi –
Pepe, el gerente, nos regaló un libro y un ping, empezaba bien la cosa - una
mañana de niebla en la calle; primer miércoles de marzo del año de gracia del Nacimiento
de Nuestro Padre Jesús Nazareno de las Torres. ¿Los Padres? El Espíritu Santo y
la Virgen María.
En Álora, porque somos así, a la Virgen María la llamamos
con un puñado de nombres bonitos: Flores, Cabeza, Ánimas, Paz, Rosario, Carmen, Fátima, Paloma,
Inmaculada, Amparo, Amor, Soledad, Piedad, o Virgen de los Dolores – la que
está allí, al fondo de la nave de la Epístola, en la iglesia. En Álora hay muchos templos, pero iglesia, lo
que se dice iglesia, solo una…, pues en esa.
Trece dicen que fueron ‘los de la fama’; Esta mañana, dieciséis.
Alonso y Enrique Calderón, Juan
González, Juan Trujillo, “Parrita”,
Faustino, Juanito y Pepito Vázquez, Lucas González – o sea, Lucas Rengel el que
más sabe de la historia del fútbol de Álora – Salvador y Juan Pérez Mérida,
Cristóbal Sepúlveda – “Cristóbal significa el que transporta a Dios” ¿habrá
algo más bonito? – Ignacio Ramírez y Agustín Lomeña.
Juan Blanco e Inés, ‘rescatados’ – pero no como Bankia,
vayamos a… - cuando pasaban, un momento y, como los años buenos, se fueron
pronto…
Niños de ayer; abuelos, de hoy. “Echadas” algunas
permanentes… Un montón de recuerdos y más recuerdos. Los que están fuera
añoraran el pueblo que fue; los de ‘dentro’, los tiempos que pasamos juntos: el pincho en
la Puerta del Pintor, el ‘paseo’ con un aro del cubo de cinc a la Cancula. Por
cierto, que lejos estaba, entonces, la Cancula. Las tardes con el sol yéndose por el Monte Redondo en el
Llano ‘Santana’…
Enrique recuerda cuando el “Veracruz” rifaba un Crucifico - siempre el mismo porque como no tocaba… - y
Parrita, en el “Sotomayor”, “un Niño
Jesús, con los dedos rotos”. Nos lo rebajaban de precio – dice – las hermanas
Pérez. Un montón de niños con muchas papeletas; clientes potenciales, pocos.
La guinda – rifas
aparte – la pone, uno: “son muy buenas gentes, pero yo no me llevo bien con mis
yernos”. Se impone discreción. Agustín propone que, además, de tomar café hay
que hacer algo por el pueblo. Y ante eso…
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