La chica que escribe libros tiene la sonrisa amplia; los
ojos celestes del color del cielo en abril y la cara con pequillas de niña
traviesa. Vive lejos, tan lejos que hay que rebuscar en el mapa porque hasta
allí no llegan las brisas del mar.
La chica que escribe libros me puso un correo (este facebook
llega a todos los rincones por muy perdidos que estén) y me dijo que acababa de
publicar uno (El canario y la máquina de
coser, Editado por Bubok Publishing S.L) y que le gustaría saber qué me
había parecido.
Manos a la obra. El libro llegó tras unos días – un poco
largos de espera – y, oigan: No se lo pierdan. El dicho puede que suene a
tópico. No tiene nada, pero que nada que ver con aquello del periódico americano
que invitaba a ir al espectáculo.
La chica que escribe libros, o sea Isabel Salas, que así se
llama, sorprende, desconcierta, da gritos de alerta, destila poesía, encanto o
soledad. Juega al escondite con los versos y hace desplantes como el buen banderillero. Con
paso y medio y un requiebro de cintura…¡Yo, qué sé!
Probablemente más cosas. No les levanto la liebre: “(…) y
sin palabras decirte lo mucho que te
quiero. Lo mucho que siempre te quise. / Desde niña. Porque eres mío. Porque
eres como mi calle, mi pueblo mi escalón. Dedicado a…”
La chica que escribe libros ha llevado toda la ternura que
pueden buscar, entre sí, dos almas perdidas y solas. “El viejo Tomás ni sospechaba
que para ella durante mucho tiempo el desafío era contar las semanas sin llorar
ni derrumbarse….”
Y, ve y observa y piensa en voz alta: “Son todos los ruidos
de risas, mugidos, juegos y muertes que escucho cuando escucho el jaleo del
agua del río…” o cuando la muerte ciega siega las vidas de la gente del Congo
o, cuando “si me gusta lo que me vas a hacer me quedo con el dinero, pero si no
me gusta… te lo devuelvo".
Ha vivido mucho esta chica que escribe libros. Una vida
intensa, plena. Mucho echado a le espalda. El lector se pierde. No sabe dónde
acaba lo real; dónde empieza el juego. “El
canario y la máquina de coser”. Isabel Salas…La tardanza es la mala.
Hoy soy "La chica que agradece reseñas".
ResponderEliminarAunque ya no soy tan chica y aunque lo que tú has escrito es mucho más que una reseña y agradecer no sería tal vez el mejor verbo a emplear.
Me gusta que hayas sabido verme tan clarito. En realidad no es tan dificil si tienes los ojos y el corazón entrenados como tú los tienes.
Mi madre te manda un abrazo por la parte que le toca.
Ella es la costurera que cantaba con el canario y hasta hoy lo sigue siendo, la mejor mujer que he conocido, la más integra y la más digna. No digo que sea la única, debe haber muchas como ella, pero yo no he tenido la oportunidad de conocerlas y por eso para mí ella es referencia.
Por la alegría que le has dado con tus palabras de cariño hacia mí, te doy las gracias de todo corazón, y yo, por esas mismas palabras, te mando un beso de esos que atraviesan océanos y espero haber apuntado bien para acertarte de lleno en el corazón.
Saludos
isabel Salas