jueves, 19 de marzo de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Trompetas y tambores

Avanza la Cuaresma. Huele a cirios, a túnicas que salen de la cómoda, a cíngulos - ¿“mamá dónde están mis cordones”?- perdidos el fondo del cajón. Hay tufillo a ropa nueva porque quien no estrena el Domingo de Ramos…

Penumbras de templos iluminadas. Floreros aboyados de cuando lo de la bulla, reparados; alpaca retitinada. Niñas  que vienen de la mano de otros niños – o al revés, que para el caso es lo mismo -. Están los tronos ensamblados.

Hay otros olores. Los que vienen del campo; los que se levantan entre amapolas en los trigos; los del agua caída y deseada estos días; los de las flores que crecen en los bordes de los caminos; los de los tallos de olivos tiernos: “Hosanna al Hijo de David”, o los olores de las palmas a las que no ha dado el sol y vienen de Elche…

Huele también a pregones. Estoy lejos del pueblo. Esta noche, la Encarnación dejará las luces a medias. Tocará la Banda Municipal: “Pasan los campanilleros, Caridad del Guadalquivir…” Sonarán como nunca; o sea, como siempre. Subirá alguien que dirá algo bonito; y luego, otro alguien que presentará al pregonero y luego…, luego, hablará el pregonero.

Un amigo del pregonero y mío me adelantó su nombre. A Jesús aún no lo había convencido Barbeito que hablaba por boca de la Paz, de la Justicia… que tenía que nacer porque se lo pedía el Amor. “Es primicia. El pregonero de este año le va a gustar mucho, me dijo. No rebele usted el nombre”. Y guardé silencio; lo pedía la amistad.

Esta noche –porque ya no es secreto- subirá los peldaños del altar mayor, con traje y corbata, porque no puede ser de otra manera, mi amigo, aquel niño de bajita estatura pero de una inteligencia muy grande…aquel niño de entonces; este hombre, de hoy… Y hablará y,  estoy seguro, a todos ustedes, les va a saber a poco.


Y yo lo soñaré en la distancia. Y habrá algo así como una marcha de sentimiento en la lejanía, o un redoble sordo de tambor… No sé, no sé. Cuando suba al estrado José González Lara, que no lo he dicho, todavía, haremos realidad lo del Maestro Alcántara “podemos  hablar distintas lenguas, pero todos hablamos el mismo Silencio” Entonces…

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