Y, entonces dijo Dios: “Hágase la luz…, y como la luz no se
estaba quieta – porque la luz es muy traviesa – entonces, fue cuando Dios dejó
que naciesen todas las flores. Y les
puso a cada una su nombre y las llamó jazmines, rosas, lirios del campo,
amapolas, margaritas - amarillas y blancas - y pensamientos…
Y, entonces dijo Dios: que se haga brisa, y la brisa cada
mañana y cada tarde se levantaba. Y mecía los trigos y acariciaba los pétalos
blancos de los almendros. Venía del mar y refrescaba en los agobios del verano
y dejaba que las nubes se paseasen, asomadas – como en la copla – por las
bardillas del cielo que a ratos era azul, celeste, turquesa…
Y dijo Dios: hágase la música. Y pensó en los pájaros.
Alondras en los trigos; mirlos en los sotos de los ríos y ruiseñores, muchos
ruiseñores, tantos que cuando asomaban los primeros rayos de sol, ellos ya
tenían preparada sus sinfonías y todo era un compás bajo la batuta que movía la
mano de Dios.
Y Dios, que está en todo, pensó en la noche. Y entonces creo
el misterio, y esas horas en que se les habla de tú a las estrellas, y en las
que dicen que escriben los poetas. Y Dios pensó en la luna y fue y le dio cuatro
fases, para todos los gustos: para las sementeras y las mareas, para que
arraiguen los bulbos…
Y, entonces dijo Dios: hágase el amor y nació el amor. Y
nació lo más excelso, lo más bello, lo más grande… Y Dios, que se piensa mucho
las cosas, se dijo: tengo que buscar dónde depositar algo tan sublime y,
entonces fue Dios y se esmeró y se supero a sí mismo y…creó a la mujer.
Y Dios vio que le estaban saliendo bien las cosas y se
encontraba a gusto con todo lo que iba haciendo y entonces se dijo: tengo que
darle un nombre y lo llamó: Planeta Tierra y nos lo dejó como regalo en el
escalón un día que teníamos la puerta entreabierta…
Precioso.
ResponderEliminarPrecioso.
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