Dicen que “aunque estaba la noche serena por todos los
campos la nieve caía…”; dicen que un lugar lejano, entre montañas, había un
establo y animales, y allí - en el
establo - buscó refugio para pasar la noche una pareja que iba de camino porque
no había posada para ellos.
Dicen que había una la llanura y que por la llanura corría
un río de aguas claras. En el río lavaban las mujeres y tendían la ropita
limpia en el romero y en el tomillo. Y que un gañán araba con una yunta de
vacas, y que unos reyes venían de lejos, de muy lejos… Los guiaba una estrella
que no era de papel de plata, no. Era una estrella de las de verdad.
Dicen que había
hombres malos, tan malos como los que hay ahora y el Niño se pensó que, al
igual, no merecía la pena nacer… Y así se lo contó un ángel a unos niños, y los
niños a un hombre que escribe… ¡Cómo escribe ese hombre que hasta los ángeles se
asoman cada mañana para leer los papeles del periódico!
Pero no, no fue así, porque el gañán y la lavandera y el leñador y el
molinero y…la Justicia, la Paz y la Libertad y la Fe y la Esperanza y el Amor…
le dijeron al Niño que si Él no nacía pues entonces no iba a merecer la pena… y
que sí, que sí tenía que nacer.
Y nació
la Luz...
Y, el Maestro Antonio García Barbeito fue y lo dijo a los
cuatro vientos. Como lo dijeron anoche en el Cervantes de Álora un grupo de
aficionados al teatro movidos por la generosidad de darse a los demás. Y hace
unos días en Gines y en Sevilla y en…
Pero no, no es un
cuento, que no, que es un poema de fantasías y sentimientos, que es sueño e
imaginación, que es Vida y Alegría porque: “¡Aleluya quiso Dios / venir a la
Nochebuena, / que sí mereció la pena / que lo pidiera el Amor”
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