Piluca Albarracín afirmaba
en su muro de facebook que la verdadera epidemia que afecta estos días a España
es la estupidez. Es más, era muy
clarita: “Definitivamente, lo más contagioso que circula por España es la
estupidez”. ¡Chapeau, señora!
Las profesiones de riesgos son duras. Muy duras. No tienen nada
que ver con otras muy dignas, pero, diferentes. No es el caso de hacer un
análisis de todo lo ocurrido. De verdad, ni sé, ni estoy cualificado ni me da
la gana entrar en la cuerda de opinadores que pontifican. No.
Barbeito - que está tan preocupado como estamos todos - se lo toma a chufla ¿puede ser de otra manera?
“La pulga de La Chelito / no es el bicho, que se sepa/. Cuplé de terror y alarma
/ por todos los aires suena / Qué buena cosa sería / que otra Chelito viniera,
/ y al ébola lo llamara / como en la suerte suprema, / y lo cuadrara en los
medios/ para encerrarlo en su selva, / y lo asfixiara de golpe / apretando la
entrepierna".
Ignacio Camacho dice que es la hora de los expertos; Mariló Rivera,
se pregunta, referente, al número de ‘enfrentados’…¿cuántos lleva el
puñetero virus? Y, mi amigo Pedro
Rba reflexiona en voz alta. Ve en los cables de alta tensión un lugar idóneo para
colgar a algunos ¿pero de qué sitio Pedro? Si es de ese que tanto duele…
Romper una cadena es fácil. Si la cadena es metálica: una cizalla;
si es de las ‘otras’, un error. No fallan, dicen, las máquinas. Tengo mis dudas.
En mi casa hay días que me quedo sin internet, se va la luz, alguna vez el
coche me ha dejado tirado en la carretera… No sé, no se.
La estupidez humana parece que estos días está bien servida. Cosecha
abundante y generosa. Esta España tiene poco remedio: colza, prestige, ébola… Ah,
¿y si dimite no sé quién o quiénes el problema está solucionado? Pues si es
así, la tardanza es la mala.
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