sábado, 25 de octubre de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Imagine

                                               

Languidecen muchos pueblos. Ven cómo, en ese disparadero moderno llamado turismo, se escapan los vecinos. Ellos ‘ofrecen’ algo para a atraer a posibles visitantes. Que se se acerquen los conozcan y dejen dejen algo de dinerillo.

Sopas perotas en Álora, la matanza en Ardales, migas en Torrox, nísperos en Sayalonga, ajo blanco en Almáchar… Todo gratis. Colas y colas, en ocasiones  bajo el sol que pega por el plato de turno. Hay quien lo ve más comercial: feria del jamón en Campillos, quesos en Teba…

Otros rizan el rizo y viene Júzcar, en la Serranía de Ronda, y cambia el color blanco, precioso, pincelada de espuma entre castaños por el color azulado, importando de no sé qué publicidad americana identificada con los pitufos.

Recuerdo haber leído una entrevista al profesor Gallego Morell, decía: “Mi padre Gallego Burín, alcalde de Granada es recordado por haber instaurado los festivales del Generalife y no por haber dotado de agua potable a las casas de Granada…” Da qué pensar.

Colgaba un mensaje tempranero Juan Domínguez. La viñeta es esplendida. Informa: en la Escuela se enseña; en la familia, se educa. Obviamente no son excluyente pero sí muy ilustrativas. Hace pensar esta reflexión; mejor, debería ponernos a pensar.

¿Qué estamos haciendo mal? Todas esas ‘imaginaciones’ de los pueblos, en plan borde es para ‘echarnos’ de comer. No aportan felicidad al ser humano. Me decía un amigo que hay quien tiene una lista de ‘gratuidades’ para llenar cada uno de todos los domingos del año.


Realmente, imaginación, lo que se dice imaginación, la puso John Lenonn.: Imagine (1971). Y vino a decir, más o menos. Imagina que no hay  Paraíso encima, ni el infierno debajo de nosotros…; ni gula, ni hambres; nada por qué morir o matar… imagina a toda la gente viviendo en paz…


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