Ese era el título. Los hechos ocurrían en la frontera de
México. La película, un spaghetti western dirigido por Sergio Leone; lanzó al
estrellato a Clint Eastwood. La música de Ennio Morricone…Los ingredientes,
todos los ingredientes para que lo cazarrecompensas busquen dinero y gloria.
Cambien los nombres. La frontera, mejor, San Fierro, por una
ciudad preciosa, donde florecen azahares y jacarandas en primavera a orillas de
un río famoso. La música, el embrujo de Triana; los protagonistas…
¿Se imaginan? El sol, lentamente, se hundió hace un rato en
el cauce del río que va camino de la mar…Sevilla bajo la luna es poesía en
Santa Cruz, luces de Giraldillo por los tejados; los hombres pobres, sombras de
la conciencia. La Policía Local ‘caza’ a los que hurgan en los contenedores
de basura.
Setecientos cincuenta
euros se llama la broma o la sanción. Es lo mismo. Dice la ordenanza que ensucian
la ciudad. La justificación viene porque como en otras ciudades del oeste, ay, no,
que me he confundido, de aquí, pongamos: Madrid, Bilbao, Barcelona, también lo
hacen...
Caritas se deja de caer con un informe demoledor. Más de
once millones de españoles, como usted o como yo, andan muy cerquita de eso que se llama pobreza. O sea, lo pasan mal,
muy mal. Parece que al Ejecutivo no le ha gustado mucho saberlo. Dicen que ha
habido presiones para imponer silencio.
La sociedad española está un poquito - ¿solo un poquito? –
hasta ese sitio que todos sabemos de tanto sinvergüenza suelto, de tanto
político inútil, de tanto salvador mesiánico, de tanto corrupto. Me decía un
amigo anoche que, desde casi ya, la palabra corrupción se puede escribir con
dos pp…Muy duro ¿verdad?
La gente no hurga en los contenedores de basuras por el
capricho de ensuciar aceras y calles ni por disfrutar de la excelencia de los
olores que desprenden desde su interior. No, por supuesto, que no. Van por otra
cosa. Menos dólares y menos euros y menos música, maestro. Soluciones, pero ya.
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