miércoles, 1 de octubre de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Una calle para Paco Rengel

                                  

Colgó ayer, Paco Valverde, la respuesta del Ayuntamiento de Málaga sobre la concesión del nombre de una calle a nuestro Paco. Hay que conseguir adhesiones de Entidades, Organismos, Asociaciones… y, además, dice, este Paco, de particulares. Es sencillo: un correo a unacalleparapaco@gmail.com” con el siguiente texto: “yo apoyo la concesión de una calle de Málaga al PERIODISTA PACO RENGEL ,q.e.p.d”  Ah, y poner el nombre completo, y el número del DNI.

Era sobre finales de agosto. Me dijo que en la analítica aparecían algunas cosas que no eran normales y que podría ser  por mor del sobrepeso. Vino la respuesta lógica: afloja la mano derecha. Me desconcertó la respuesta “pero, si casi no como, no tengo apetito…”

Y, desde ahí se disparó todo, como suelen venir las cosas que llegan con pie cambiado. Ilusión total en el enfermo porque aquello se iba a superar; pesimismo, en todos lo que le rodeábamos… Paco se nos fue una madrugada de febrero antes que el sol rompiese la niebla de la mañana.

De Baloncesto sabía… Era una Enciclopedia. Datos, análisis, estadísticas. En Sur, dejó todo lo mejor de su vida; en la Cope, muchas horas de tertulia y, en su ymalaga.com, la ilusión de lo que iban a suponer las nuevas tecnologías en el nuevo periodismo. No dio tiempo, el tiempo, al tiempo que se abría. Todo fue demasiado rápido…

Paco era un niño grande. Tenía la generosidad – demasiada – de los hombres buenos; la ilusión de  quienes no ven el peligro y la capacidad de trabajo del que  no se cansa nunca. Paco era único. Dice el tópico que se van los mejores. El problema viene cuando el tópico lleva razón…


Nos dejó como a todos los hombres tristes que decía Juan Ramón, siendo tantos, cada uno sólo. Y, entonces, dijimos: hay que perpetuar su recuerdo. Si nos echáis una mano, y conseguimos que el Ayuntamiento la saque adelante, seguro que Paco, donde esté, esbozará una sonrisa de complicidad. Él nunca pedía nada para él; nosotros, sus amigos os lo agradeceremos. 

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