viernes, 27 de junio de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La vida sigue

                                               

Nos hemos despertado hace un par de días con la tristísima noticia de la muerte de Ana María Matute. La conocí – su obra, claro – hace muchos  años. Era yo, entonces, joven. Vino a mis manos un cuento suyo. ‘Los Chicos’. Creo que fue María Socorro Salán, la bibliotecaria municipal quien me hizo llegar a ella.

Me enganchó desde la primera línea porque decía Ana María que: “Eran cinco o seis, pero así, en grupo, viniendo carretera adelante, se nos antojaban quince o veinte”. Como nosotros. Y después decía: “Llegaban casi siempre a las horas achicharradas de la siesta…” Como nosotros, cuando íbamos, a las albercas de Flores…

Me pasa Matilde Pérez – la única niña de nuestro curso – pero que no se venía con nosotros a las albercas de Flores un correo donde Miguel Delibes Castro, amigo de su marido y de ella, en su discurso de Doctor Honoris Causa por Universidad de Málaga,  dice que, con Juan Calderón, corrieron tras las perdices por Sierra de Aguas y buscaron milanos en el Hacho y conoció la hospitalidad de la gente de Álora...

‘Lina Perota de Alora’ ha colgado una foto en facebook. Lina ha abierto un banderín de enganche para que pongamos flores en el balcón. Somos muchos los que ya la seguimos. Hay quien ha tenido a bien poner en el alféizar de su ventana una maceta. Oigan, ante tanta sensibilidad, uno se descubre… ¡Qué bonito, Dios mío! Y ahora quiere abrir una cadena… de flores entre los vecinos.


 A lo que iba. La foto recoge un grupo que va por la Cancula, a los pies de la baranda cuelgan unas jardineras con gitanillas que, pasada la floración de primavera no están ya tan floridas, pero todo se andará. Se alargan las sombras. Me acuerdo de la trenza  morena y larga de la niña aquella… La vida sigue.

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