miércoles, 11 de junio de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Muchachas

                                               

Hay, estos días,  por la calle, una esplendida oleada de niñas guapas. Como decía don Manuel Machado deben pertenecer a la última hornada, esa que anunciaba que “todas las primaveras tiene Sevilla / nueva tonada de seguidillas; / nuevos claveles / y niñas, que por mayo / se hacen mujeres”. Pues, a esa.

Pero no sé, me desconcierto un poco. Pasean por la calle. ¿A dónde van?  Forman grupos, de tres, de cuatro…Casi todas llevan chancletas, ropilla ligera de diseño barato, de esa que se compra por tres al cuarto, y de vivos colores y,  un teléfono móvil. Indefectiblemente, todas, llevan un móvil.

No hablan entre ellas. Atentísimas al teclado, accionan sus dedos. Llevan la cabeza metida en la pantalla; se envían mensajes. ¿A quién espera unos metros más allá? Puede. ¿A quién está, ¡sabe Dios donde!? Puede.  Con la llegada del verano se lanza la gente a la calle. El hombre del tiempo anuncia que, el verano, vendrán oficialmente dentro de unos día, pero no importa, ya está aquí.

Sin miseria es la belleza que sacan a pasear estas chiquitas, casi flores de invernadero, que no sé si compran libros, si leen a Bécquer como lo leíamos cuando teníamos su edad, o si sueñan, como soñábamos que “cuando salga la luna / cuando salga voy a verte / no te quiero ver a oscuras…”

Sentado delante de la ventana, de vez en cuando, hago un alto en la lectura; cierro el libro. Entorno a los ojos y tengo un pensamiento para otra muchacha. Era mayor, algo mayor que ellas, tocaba el violín de ensueño. La ‘conocí’, a través de  Antonio F. Ortiz. Nos dijo que era “la chica que sonreía con los ojos…”


Cuando cae la tarde, se llena la calle con una esplendida oleada de flores nuevas. Siguen como siempre, los pájaros con sus cantos, y el pozo blanco en el rincón de siempre. No escucho las campanas del campanario. Pero sé que se cumple lo de Juan Ramón: “el pueblo se hará nuevo cada año”.

1 comentario:

  1. Bonita conexión, elevar a mayor lo que pasa a tu lado como son las juveniles bellezas, para terminar elevando igualmente a un perote de adopción, pero tan perote como los que nacimos ahí.

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