Noche
de luz y arte; mano a mano: los maestros de la palabra; el maestro, del 'tempo'.
Lo justo y necesario; lo preciso... lo que parece, y no es un sueño... ¡Qué sé
yo...! Vargas Llosa, Morante y Barbeito…
¿La
Plaza? La Monumental de su pueblo. ¡Qué lujo de cartel! Plaza de no hay
billetes. Quieren sitio las nubes y las estrellas. Se lo buscan por las
andanadas del cielo. Vienen unas, de la tierra de Tartessos y van camino de
otros pueblos; las otras, allí, ojos de ánsares que no se fueron... Huele el
aire a pinares, acebuches y romero.
Cartel
único. No se repetirá nunca más. Ante la fachada del Ayuntamiento: el pueblo. O
sea, la Puebla del Río. Marisma y arte, pajareras del coto. Naturaleza, venados,
ciervos, toros, caballos y dehesa. Los toros. Siempre el toro. Muerte y gloria.
La
Puebla del Río concede a José Antonio Morante - Morante de la Puebla - el título de Hijo
Predilecto. Abre Barbeito, cierra Vargas Llosa; en medio, habla y deleita con
su mensaje, el torero. Lo hace con palabras tan bellas como el temple de sus
verónicas, como su natural en un quiero ser eterno, como si entre palabra y
palabra se diese en parase el tiempo.
Asistimos
a una faena única. Respiración entrecortada. La gente aguarda, espera, escucha…No hay clarines. No hacen falta. Se
lleva la brisa las palabras y las deja, a voleo, por las calles, por el campo,
por el río…por toda la Marisma, porque como dice el maestro Barbeito: “un
Morante y, un después / hay por él en esta fiesta”.
Sueños,
gloria, estrellas… Noche campera. Y, el
toro. El toro, un poco más allá, sólo un poco más allá, en la llanura marismeña.
Arte y fiesta; muerte y gloria; faja o caja… Y el natural imposible, y la
palabra, siempre la palabra; siempre franela y verbo.
Cuando en un acto confluyen tantos genios, conforman una página de Arte con mayuscula.Preciosa tu acta notarial del evento.
ResponderEliminarSe hace lo que se puede.
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