El camino se alarga por un vallado de granados. Conforme se
pasa el arroyo, por debajo de la vía del tren, en el puente donde anidaban, en
primavera, las lavanderas, tuerce el camino, a la izquierda. Zarzas, higueritas
del diablo, candilitos, cañas, valliscos… forman la vegetación natural.
Han llegado los pichis. Suena a chotis -Las Leandras - de Celia Gámez. No, no es ese. Celia, también,
vino de lejos, desde el otro lado del mar, y revolucionó la revista, pero no es
ese el pichi de hoy.
Es un pajarillo diminuto. Se viene, cuando llega el otoño,
de los países fríos. Busca las tierras cálidas del sur. Es sociable y poco
temeroso. Tiene la pecherilla color anaranjado y el pico fino. Oculto entre los
naranjos, el carbonerillo común – el pajarito del agua – anuncia que, hoy,
tampoco llueve.
Mientras yo me las
andaba en mis cosas, él, con vuelos cortos y breves, -del suelo a las ramas
bajeras- ha estado un rato conmigo.
Parecía como que me pedía explicaciones del porqué de la limpieza de las zarzas
del vallado… Puede. Allí, entre bayas, está su comida.
Hacía viento del norte – o sea, frío – y había que buscar la
recacha. El campo va a su aire. Por lo alto de la Huma se columbraban las nubes
de paso. Van como para la parte de Granada… No verdeguean las lomas; el zumbido
del AVE que cruza por enfrente, irrumpe con estruendo.
La ‘civilización’ manda a la Audiencia Nacional excarcele a
nueve etarras (uno con once asesinato a las espaladas) y a un grapo; Hacienda
dice que Aizoon defraudó 218 mil euros,
- Urdangarín y señora se llevan la Monarquía por delante, al tiempo-, y la prensa publica que UGT está pringada – presuntamente - hasta…
¿Merece la pena?
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