jueves, 28 de marzo de 2024

Viernes Santo (Especial Semana Santa IX)

 


           Despedía. Mañana del Viernes Santo


29 de marzo, Viernes Santo. Desde muy temprano (casi amanece) las trompetas legionarias del Viernes Santo despiertan a los que anoche consiguieron conciliar algo de sueño. Después, el trasiego, forasteros que acuden y foráneos que vuelven. Niños en los hombros y sudores en el alma… Jesús y Dolores entre el gentío que se entreabre solo lo justo para dejarles paso…

De morado y rojo acude a la “Despedía” Jesús Nazareno de las Torres…

De Legión y oro, la Virgen.

Todo, absolutamente todo, es discrepancia. Todo se cuestiona. ¿Llueve? ¿Hace calor? ¿Se retrasan? Y por encima de todo, el “ganador”. Probablemente sea el culmen de la exteriorización de la Semana Santa. Sin lugar a dudas uno de los espectáculos más singulares que pueden celebrarse y a donde el pueblo dividido en dos mitades – benévolo y complaciente para todo lo propio y censor inmisericorde contra todo lo rival - acude como si de una llamada totémica se tratase…

Por faltar, no fala casi nadie. Los que se subieron a los tejados para verlo todo mejor, pueden hacer realidad aquello de que la fe “es dar un salto al vacío”.

Después, el delirio. Se acercan. Abajo. Arriba. Avanzan. Otra vez de rodillas. Arriba. ¿Quién se levantó primero? La polémica…

Calle Ancha arriba, en volandas, sobre hombros jóvenes de España, Jesús vuelve a las Torres y María Santísima de los Dolores, entre el cariño de todos, como cada mediodía de Viernes Santo, a su templo.

En la noche cerrada del Viernes Santo, Alora, es otra. Cambia por completo. Alguien que por la mañana vivió los momentos de exteriorización tiene dificultad para comprender cómo se transforma un pueblo. Todo es oscuridad, recogimiento, silencio.

María con el cuerpo de Jesús muerto sale de la Vera Cruz. La Piedad o el Silencio. Decía el maestro Alcántara. “Podemos hablar distintas lenguas, pero todos hablamos el mismo silencio”. Vendrá luego sobre un catafalco, Jesús Muerto. ¿Por qué los grandes secretos se pregonan en silencio? Amor, entrega, sacrificio, renuncia a uno mismo…

Con el nombre de Virgen de las Ánimas evocamos a una virgen austera y pobre. En la noche del Viernes Santo baja desde la vieja capilla de las Torres. ¡Qué nombre más acorde! ¡Qué comunión entre mensaje y mensajera…!

Pocas procesiones irán cargadas de tanto dolor como la Soledad. María lleva el suyo propio; el pueblo, el acumulado durante todo el año. Se alumbra a la Solead por promesa, por agradecimiento a la intersección, o por la caridad de acompañar a María en tránsito tan sublime. “La Virgen subió al cielo / a cambiar su manto azul / por uno de seda negro / para el luto de “Jesús

Escribo bajo un cielo entoldado… Casi todo puede ser más o menos así.  Dicen que puede llover. “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario