5 de marzo, martes. Cidacos
evoca varias cosas: una marca de conservas que invaden los mercados desde La
Rioja o el nombre de dos ríos, uno en Navarra y otro que nace en tierras
sorianas y busca el Ebro por La Rioja. Me refiero al Cidacos, riojano.
Es un río decente. Ni largo ni
corto; ni caudaloso ni pobre de aguas; ni de los que arrasan cuando les place;
ni de los que transitan por el olvido. No, no. El Cidacos nace en el Puerto de
Oncala; bueno, de sus cercanías, en Los Campos, que forma mancomunidad con Las
Aldehuelas, Ledrado, Valloria y Villaseca. Entre todas: 61 habitantes…
La Sierra del Alba – ¿no me van
a negar que el nombre es una preciosidad? – en las Tierra Altas y de allí, al
Ebro, en las cercanías de Calahorra. Los niños de cuando yo iba a la escuela no
lo cantábamos en el mapa de hule ni lo señalábamos con el puntero. Al igual me
estaba esperando (¿nos esperarán los ríos, a lo largo de nuestras vidas?) para
cuando fuese un poco mayor. No sé, no sé…
Ahora
sé que pasa por Villar del Río (Berlanga lo llevó, en nombre, a Bienvenido Míster
Marshall, que no en realidad. ¡Qué maravilla de obra en el cine!). Yanguas,
tiene un museo de interpretación de icnitas y ahí, el río dice adiós a las
tierras de Soria.
Se adentra en La Rioja por Enciso donde comenzaron un pantano y por mor del parné (Ese mal es endémico, menos para algunos, claro) pararon las obras varias veces. Lo terminaron en 2019 y aún no lo han completado de llenar.
Peroblasco, 13 habitantes. Es
como la proa de un barco en un meandro del río. ¡Bellísimo! Allí arranca una
carretera que va Munilla (100 habitantes y columpios para niños con telas de
arañas en sus bajos) y Zarzosa donde termina, 13 habitantes. En 1366 Enrique II
de Trastámara la cedió a Juan Ramírez de Arellano en sus luchas contra Pedro I,
el Cruel. ¡Qué lejos queda todo eso! Ya es tierra del Camero Viejo…
En Arnedillo, el Cidacos recibe
aguas termales. Tienen un balneario de renombre. Allí he comido la mejor menestra de verduras
que recuerdo. Equiparable a las de La Cuatro Esquinas de Calahorra que me
recomendó mi amigo Barbeito, pero que por mor de eso que llaman jubilación,
cerraron.
En Arnedo, zapatos (háganme
caso, de precio, ni mijita. Como en cualquier otra parte). Al vino hay que
echarle de comer aparte… No digo nombres para evitar suspicacias. Calahorra
tiene Obispo y catedral y no tiene Gobernador Civil… Pues eso.
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