26 de marzo, Jueves Santo. Luna
de Nisan en el cielo, y Jesús Nazareno que viene de las Torres, calle Ancha
Abajo, al encuentro con su pueblo. En la Plaza el bullicio; arriba, el
silencio, el recuerdo y el encuentro con Jesús hace que brote el rezo: “Otra
vez Señor, tu voluntad contra la mía”… y aparecen las palabras de otro
poeta: “Alma, asómate agora a la venta / verás con cuanto amor llamar
porfía / y cuanta hermosura soberana, /
mañana le abriremos, respondía, / para lo mismo responder mañana”.
Entre tambores y trompetas
paracaidistas pasa el “Barranquero” y rompe el aire, y se hace el
silencio, acompasado de música mimética de tambores – teología del pueblo – el
rezo de la saeta: “La corona del Señor / no es de rosas y claveles / que son
juncos merinos / que le atraviesan la sienes”.
Gente joven rompe la seriedad
del momento “Viva el Cristo de los
Estudiantes “. Una magnífica talla, también de Navas-Parejo , crucificado,
acompasa los espacios mínimos, únicos de la calle Ancha y al asomar por arriba,
lo llena todo, y en su rostro sereno -“Padre, perdónalos porque no saben lo
que hacen”- se refleja la bondad del Dios bueno. Y la savia nueva del
pueblo viejo, lo baja meciéndolo como solo puede hacerse con Dios y Muerto.
La figura de San Juan es una de
las más carismáticas del grupo íntimo que acompaño a Jesús. De grana y verde,
amor y esperanza se procesiona al discípulo amado aquel que estuvo cerca del
Maestro en los momentos claves; siempre cercano a la Virgen. “Mujer ahí tienes
a tu hijo.., y desde aquel momento el discípulo amado la acogió en su casa.
La humildad es patrimonito de
los grandes ante Dios.
Palpitan las estrellas en el
cielo. Sale la Virgen. Un murmullo en la plaza. Un ascua de luz y oro asoma por
la puerta. No se cabe. Rompe tulipas. Voces de hermanos y pulsos de acero y un
¡ay! contenido que rompe el miedo en aplausos y….
- ¡Cómo viene la Virgen!
“Las rosas de los rosales /
esta noche no han de abrirse / porque está llorando la rosa / más bella de los
jardines”.
Una talla malagueña – no está
documentado – posiblemente del XVII posteriormente restaurada, representa una
Virgen Dolorosa con su cara angustiada por la pena y el llanto: “¿Quién no
siente a tu paso, Virgen buena / que del alma de los ojos fluye el llanto / al
mirar en tu cara tanta pena?”
Escribo como preveo que puede
ser… Dicen que puede llover. “No se haga mi voluntad sino la tuya”.
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