sábado, 30 de marzo de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Domingo de Resurreción (Especial Semana Santa y X)

 


 

31 de marzo, Domingo de Resurrección. Ya cantan las alondras en las lomas de El Chopo y algún ruiseñor en las laderas del rio. Un resplandor tenue disipa tinieblas. Clarea el día. María Magdalena – el amor tiene cosas así – ha sido la primera en llegar. Se lo temía. Estaba segura. Se azora. Increpa al hortelano. “Si has sido tú, dime ¿dónde lo has puesto?”.

- María…

- Maestro.

Jesús ya no está en el sepulcro. En palabras de San Pablo a los corintios, el pueblo de las llanuras de Acaya al sur de Macedonia: “sin la resurrección de Cristo vana es nuestra fe”.  Alfa y Omega; principio y fin. Cristo, ayer y hoy.

Tiene el Resucitado en nuestra tierra la majestad y el dolor de un Cristo que ya no es yacente. Resucitar no es revestirse para ser entregado de nuevo al carrusel de la vida cotidiana ni al rojo carnaval de la existencia de cada día. Escuchad. Se levanta una brisa, el Espíritu de Dios sobre los campos, sobre los trigos salpicados de amapolas. Alfa y Omega, principio y fin. Ya todo es distinto.  En el embarcadero de cada vida hay, desde esa misma mañana que superó a la noche, una barca amarrada. Es la barca de la fe…

Álora no despierta ya al Domingo de Resurrección con cordadas de latas viejas que forman ruido por las calles y almireces en los balcones. Lo hace, ahora porque cambian los tiempos, al son de trompetas y tambores. Sones de música alegre en este tiempo que la fiesta lo requiere. Acompañado de la misma chiquillería que hace más de dos mil años, un puñado de años, y siete días más, cantó: “Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor”, aunque vestidos con túnicas, escapularios y enseres de sus propias cofradías, Jesús resucitado recorre las calles de Álora.

Afirma el dicho popular que para llegar al Domingo de Resurrección hay que pasar por el Viernes Santo. Se han consumido etapas. Hay cantos de pajarillos nuevos. Nuestro pueblo se viste de flores, nuestras calles se llenan con aromas densos y profundos y desde el río sube, en las noches de abril, que se estrena, ese algo especial que lo hace distinto porque de ¡Pascua Florida! Felices Pascuas. Aleluya, aleluya…

 

Pd. Escribo este la relato especial que pone fin a los Especiales de Semana Santa bajo un cielo entolado y lluvioso. ¿Qué puede pasar? “No se haga mi voluntad sino la tuya”.

 

 

 

 

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